Opinión | Tribuna

¿Quién pedirá perdón al hijo de Juana Rivas?

Ella sabía que la sustracción de menores era un delito pero aún así lo hizo, en un intento desesperado de buscar protección

¿Qué pasa ahora con Juana Rivas y con sus hijos? La Fiscalía italiana acusa ahora al exmarido de Rivas de maltratar a sus hijos. Mientras el hijo mayor está con Juana, el menor está aún con su padre, porque la sentencia del Tribunal Supremo italiano que le retiraba la custodia aún no se ha ejecutado.

Por fin algo de luz en un proceso que empezó en 2016. Y, desde entonces, una justicia que dejó la denuncia de Juana en un cajón más de un año, una justicia sin visión de género, una justicia que no escuchó a los hijos de Juana. Con ello, una corte de periodistas y medios linchando a la madre con titulares y análisis machistas. Ella sabía que la sustracción de menores era un delito pero aún así lo hizo, en un intento desesperado de buscar protección. El problema fue que la justicia no juzgó como debía y así todo lo que se obtiene es injusticia.

Juana fue juzgada por un delito de sustracción antes de que la justicia estudiara su denuncia por violencia de género. Y se decidió sobre su custodia antes de investigar lo que pasaba. Todo ello en contra del Convenio de Estambul o la Convención de los Derechos del Niño, que establece que en situaciones de denuncia por violencia, hay prioridad de los procesos penales sobre los civiles. Y todo ello con la sentencia previa por maltrato de Arcuri, en el año 2009.

Hace días dije, en una conferencia en la Generalitat, donde hablaba de la desinformación sobre la violencia de género, que en el caso Juana Rivas cuidado el día que hablara el hijo mayor, que a más de uno y de una se le debería de caer la cara de vergüenza por lo que dijeron en su momento. Y a los tres días, conocemos que el hijo de Juana ha escrito una carta al fiscal italiano hablando del horror de su vida, de cómo la justicia no les protegió, de cómo le han destrozado su infancia y adolescencia, de cómo han anulado su voz y del miedo que tiene por el peligro que corre su hermano pequeño.

Y ahora me pregunto, aunque quede un nuevo proceso penal en Italia, ¿alguien en la justicia va a pedir perdón por toda la violencia institucional que ha recibido? ¿Qué dice ahora el juez Piñar frente a la fiscalía italiana? ¿Qué van a decir ahora otras instituciones que han ido poniendo obstáculos por el camino, como el Colegio de Abogados de Granada o el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía? ¿Qué tienen que decir los que insinuaron abusos sexuales por parte de Juana? ¿Qué tienen que decir ahora PP y Vox, cuando se negaron al indulto porque, según ellos, se hacía para contentar al feminismo? ¿Qué tiene que decir ahora Cuca Gamarra, del PP, cuando dijo frente a ese indulto que era «temerario» otorgarlo, insistiendo en hablar de unos abusos que no estaban ni probados? Ahora, la Fiscalía italiana habla de pruebas y de violencia física de Arcuri a sus hijos. Los que tanto dijeron ahora callan, escondiendo la cabeza bajo tierra como avestruces. Sin tener valor de mirar a los hijos de Juana a la cara. Pero ahí queda la hemeroteca, retratando a cada uno y a cada una por lo que fuen

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