Opinión | Tribuna
La izquierda salva a la derecha en Formentera
Sin quererlo, la izquierda le hace un favor a la derecha, que se ve despojada de sus ataduras y podrá recomponerse sin Alcaraz y sin Córdoba
Unos le dicen responsabilidad, sentido común, seny. Otros consideran que es la única salida que le queda al Consell de Formentera para acabar con la parálisis que atenaza a la institución desde hace más de un año. Todo indica que la moción de censura para sacar de la presidencia a Llorenç Córdoba será una realidad, en breve. Una negociación con víctimas por el camino, especialmente del PP local ya descabezado y con una nueva gestora que pretende recuperar sus bases.
La izquierda local (GxF-PSOE) dejará gobernar a Sa Unió, pero llevándose por delante a José Manuel Alcaraz, uno de los políticos conservadores más combativos de los últimos años. Así, y sin quererlo, la izquierda le hace un favor a la derecha, que se ve despojada de sus ataduras y podrá recomponerse sin Alcaraz y sin Córdoba, que encabezaron una corriente que ha defraudado a sus electores.
El motivo de la exigencia de la dimisión del ex conseller, ex presidente del PP de Formentera y ex delegado del Govern balear, Alcaraz, se resume en el feo papel que desempeñó durante la actual crisis iniciada por Córdoba. Pero también por cómo utilizó el proceso judicial del ‘caso Punta Prima’ en contra de representantes de GxF, con el ex presidente, Jaume Ferrer, al frente del Consell y que fue utilizado para atacar, un día sí y otro también, a ese gobierno que en el fondo los conservadores consideraban ilegítimo.
Durante tres legislaturas (12 años), una de ellas con mayoría absoluta por parte de GxF, el entonces líder del PP local desplegó todos sus recursos para poner en tela de juicio a unos políticos que fueron cuestionados durante años, pero que al final los tribunales absolvieron de todas las acusaciones de corrupción como prevaricación, cohecho, falsificación de documentos públicos, en los que Alcaraz centró su oposición. La izquierda local parece que jamás perdonará esa conducta a Alcaraz ni al PP, que, como partido, también la utilizó como arma arrojadiza contra su rival en las urnas. Para hacer honor a la verdad también hay que decir que durante esos años el PSOE se mantuvo de perfil, como si esa ofensiva política del PP no fuera con ellos.
Al margen de rencores políticos es cierto que, en estos momentos, los mejores posicionados en Sa Unió para encabezar la moción son los miembros de Compromís, partido conservador e insularista, que hace décadas se enfrentó a los poderes ibicencos ganando la partida a favor de la isla. Javier Serra, un hombre que tiene a sus espaldas la carga de su padre, líder indiscutible durante décadas de la derecha local, Antoni Serra (Miquelet) ya fallecido, está tocado por su supuesta incompatibilidad al tener vínculos económicos en una empresa con intereses en el puerto de la Savina, cuestión que sigue sin resolverse. Pero además tampoco ha ejercido el liderazgo que los electores de Compromís esperaban de él.
Ante está situación, Óscar Portas, de la misma formación, es el mejor posicionado para asumir la presidencia del Consell hasta que lleguen las elecciones de 2027. El resto de los miembros de la coalición conservadora, ya sea por falta de liderazgo o de experiencia, parecen estar quemados, dolidos y esperan que el gobierno insular se desbloqueé cuanto antes.
En ese hipotético escenario, sin Alcaraz en el pleno y Córdoba despojado de sus poderes ‘unipersonales’ de presidente, pero presente en el Consistorio, la izquierda facilitaría un gobierno ‘en minoría’ a Sa Unió hasta las próximas elecciones locales.
Ese acuerdo, para recuperar el tiempo perdido, se debe centrar ahora en restañar las profundas heridas que ha dejado el año de desgobierno y de parálisis de la institución insular, dejándola en ‘estado de demolición’.
¿Puede la derecha, en esa situación, prescindir de la izquierda local para recuperar la imagen y la gestión perdida del Consell?
Son muchas preguntas, tantas que ni los representantes políticos las saben contestar. La solución es que se cuaje la moción de censura y que el nuevo gobierno de esta legislatura, rota e inválida, sea capaz de aguantar los dos años y medio de legislatura con la máxima dignidad posible, por lo menos para que los ciudadanos de esta isla no se sientan avergonzados de sus representantes.
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