Gente que hace cosas

Este pasado martes fui a Can Ventosa a ver la actuación de Miguel Noguera y, al salir, no supe si me había gustado o no, si el espectáculo había sido brillante o una estafa. Después recordé que me había partido de la risa varias veces y pensé, si te has reído, es que te ha gustado. Menos dudas tuve hace un par de semanas con el monólogo de Magí Garcia en Can Jeroni. Magí es unos de los tipos más brillantes e ingeniosos que te puedes encontrar subido a un escenario, y verle en acción es siempre una alegría.

El sábado pasado no pude asistir al concierto de Pvssydònia, Cheeto’s Magazine y Los Gandules porque me encontré fuera de la isla -aunque una amiga me ha hablado con entusiasmo desatado de esa velada- y este sábado no me perderé en Can Jordi las actuaciones de Ruda y Tiburona. Y todo esto de gratis.

Estos actos -y algunos más que no he citado- forman parte del programa del Festival Mal del Cap, que cumple su décima edición. Un festival que nos ha traído a la isla a gente brillantísima, artistas que escapan del radar de lo convencional y de lo acomodaticio, gente que en circunstancias normales jamás habrían actuado en la isla, y que gracias a Mal del Cap hemos tenido la suerte de ver de cerca.

Organizar algo así supone muchos dolores de cabeza y una pérdida agotadora de tiempo y energías. Nadie se enriquece con esto, así que digamos que el único premio es la satisfacción personal de haberlo logrado, lo que hace que admire más todavía a sus organizadores.

Si siguen mis columnas, habrán comprobado que, regularmente, me quejó de la incuria y la dejadez de concejales, empresarios y programadores culturales, lo anodino de los programas de fiestas, lo previsible de los conciertos, el olvido de la música más actual, el desprecio al talento y lo mediocre que resulta todo. Están los que como yo, se quejan y farfullan, y están los que tratan de cambiarlo y hacen cosas, como la gente de Mal del Cap. No sean como yo.

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