Opinión | Tribuna

Un 25N entre ‘podcast’ y vídeos machistas

En un día como hoy no dejo de pensar cómo todos los esfuerzos van encaminados a crear más mujeres sumisas en relaciones dependientes

Ayer fue 25N, día contra las violencias machistas. Y parece que esta fecha permanecerá por mucho tiempo. El motivo: que cuando parecía que esto casi acababa nos hemos encontrado con una vuelta atrás. El negacionismo cabalga fuerte, viene a por todas, y a por la juventud. El panorama es preocupante y todo forma parte de lo mismo: ultraderecha y liberalismo capitalista bien juntos, porque no hay nada más rentable que ensalzar a las mujeres que se van a casa. Y nada más rentable que el Estado no proteja los derechos de las mujeres para que todo quede impune.

Solo así se explican las reflexiones en las últimas encuestas. Como que uno de cada cuatro hombres jóvenes considera que la violencia machista es un invento ideológico, que un 44% de los hombres dice que la igualdad ha ido demasiado lejos y que les discrimina, que casi un 32% de la juventud universitaria considere que el feminismo no busca la igualdad, que piensen que las mujeres tienen más derechos y beneficios a nivel legal, que ponen denuncias falsas, que los hombres no pueden ni hablar con las mujeres porque pueden ser denunciados o que vamos provocando por la calle y luego nos ofendemos.

Gerda Lerner ya explicaba en ‘La creación del patriarcado’ que este surge cuando se quiere controlar la capacidad sexual y reproductiva de las mujeres. En el año 2024 estamos prácticamente en el mismo punto de partida. Y como ponernos encima de la mesa el libro de la Sección Femenina generaría rechazo, ahora el mismo mensaje llega a través de unas redes sociales que revisten ese mensaje con un envoltorio moderno pero que huele a naftalina.

Lo que nos dijeron parte de nuestras abuelas y madres, de estudiar y trabajar para no depender de nadie, mujeres que tuvieron que resignarse a una vida no elegida para poder sobrevivir, queda en el olvido. Ahora se vende lo que ellas rechazaban como si fuera lo lógico y natural. Y, en ese camino, tenemos como ‘portavoces ilustrados’ a chavales sin memoria haciendo podcast o vídeos machistas, y a mujeres haciendo lo propio también. Chavales con podcast donde dicen que las mujeres están tristes por la vida solitaria del feminismo, haciendo vídeos de que si mi novia tiene una cuenta en Instagram hay que quitársela, mujeres jóvenes diciendo que la ilusión de su vida es cumplir solo con la maternidad y cuidar, youtubers ridiculizando a feministas, retos virales de golpear y pegar o de mujeres que piden a sus parejas que abran un tarro de mermelada para que el ego de ellos crezca y así poder mantener una relación con éxito por años.

Esto es lo de las redes, lo que llega como dosis diaria. Pero claro, todo esto no es un pensamiento espontáneo, sino trabajado. Para reforzarlo, partidos políticos, lobis y asociaciones hacen el trabajo legal que permita relativizar o incluso rechazar los derechos humanos de las mujeres, haciendo creer que hemos llegado muy lejos. Solo hay que darse una vuelta por las noticias para ver por dónde va el rumbo. Sobre todo desde Estados Unidos, desde donde se exporta todo al resto del mundo: el universo de las ‘tradwives’ (¿recuerdan nuestra Roro?), las campañas antiaborto, la retirada de leyes, las que ya apoyan en EEUU retirar el derecho al voto… mientras nos venden que Only Fans es la libertad de la mujer.

Entre tanto, una gran organización y financiación tras todo este movimiento, mientras hablan de chiringuitos feministas cuando los que están haciendo caja son todos estos círculos. Ahora invierten dinero en campañas porque saben que, a la larga, todo será más rentable. La rentabilidad de cuando ellas elijan, para ser aceptadas, volver al hogar mientras se hagan fotos para Instagram. La rentabilidad cuando la mano de obra en casa sea gratis, cuando se ahorren pensiones a mujeres, cuando no tengan que pagarles desempleo, cuando todo el trabajo sea para ellos y los líderes sonrían diciendo que han conseguido pleno empleo sin mostrar a qué precio para tantas mujeres. El 25N, día contra las violencias machistas, no dejo de pensar cómo todos los esfuerzos van encaminados a crear más mujeres sumisas en relaciones dependientes. Mujeres diciendo que son felices pero qué raro que la felicidad, para ellos, nunca pase por quedarse en casa, coser un botón o prostituirse. Curiosa diferencia.

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