Opinión | Tribuna

Los otros Errejón

Andan varios con miedo y asustados porque las mujeres hablan. Y claro, no vaya a ser que a alguno le salpique. Visto el panorama, seis puntos a partir del caso Errejón.

1. Recuerdo un hilo del juez Joaquim Bosch. Hablaba de que la presunción de inocencia opera solo en el ámbito judicial penal. Que las mujeres pueden compartir testimonios anónimos (diferentes a una denuncia) para provocar un debate o un reproche social. Y frente a quienes dicen que están desamparados con linchamientos gratuitos, el juez recuerda que el afectado, si considera vulnerado su honor, puede denunciar por calumnias o injurias. El tema es que, cuando ellas hablan, pocas denuncias van de vuelta. No hablan por fastidiar, sino por necesidad para sobrevivir y reparar.

2. No cuelan las excusas de la salud mental, ni las drogas ni la adicción al sexo. No estigmaticemos a quienes sí tengan enfermedades mentales. Y no vamos a creernos el cuento de que un “no sé qué” incontrolable que se apodera de vosotros. Todo por no reconocer que sois machistas y, a veces, acabáis como agresores. No os exime de vuestra responsabilidad. Todos estáis sanos y sabéis lo que habéis hecho.

3. El lenguaje importa. Llamemos a la realidad por su nombre, que con tantos eufemismos acabáis como el del “núcleo irradiador”. No son ligones ni mujeriegos, son babosos y acosadores. No son aliados, son aprovechados y enemigos. No son monstruos, son hombres normales. No son tóxicos, son machistas.

4. Sí, puedes haber sido de la izquierda más intelectual, que saber mucha teoría no quita ser agresor. Pero, claro, la práctica y reconocer lo contrario de lo que pregonáis, lo lleváis peor. Intelectuales los hay a derecha e izquierda, los mismos que habéis callado a vuestras compañeras de camino, marcándonos la agenda (la que os interesaba, claro, prostitutas, porno…), y sentando cátedra de feminismo. Hay que tener…

5. Ni lo de locas, ni exageradas, ni feminazis, ni nada. No funcionan vuestras campañas de desprestigiar a las feministas y menos a las víctimas. Por otro, menudo bochorno las que sacan el manual de la víctima correcta, las que dicen que una mujer tiene que actuar ante un abuso como ellas lo hubiesen hecho. Menos lecciones y más apoyo.

6. Los de la derecha, no lancéis cohetes antes de tiempo. Que desde Carlos Flores en Vox a la soledad de Nevenka en el PP no estáis para dar clase de feminismo. Ninguno, ni ninguna, que aún nos acordamos de Cayetana Álvarez de Toledo mofándose del consentimiento, con: “¿Ustedes van diciendo sí sí sí hasta el final?”. Menos hipocresía.

Ya está el nombre de Iñigo Errejón. Esto es la punta del iceberg. Salgan más nombres o no, es igual, porque los sabemos en privado. Otros que las víctimas nos piden no decir, pero advierten para protegernos. O, por si les pasa algo, que hablemos por ellas. Es normal que estéis nerviosos porque hablamos entre nosotras desde hace tiempo. Vosotros lo sabéis, pero el ego y sentiros impunes os puede todavía. Casi mejor que, en este tema Errejón, os moderéis un poco, no vaya a ser que más pronto que tarde la próxima noticia lleve vuestro nombre.

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