Opinión | Tribuna

Un monstruo se exhibe

Confieso que no sabía quién era Carlos Tamayo. No estoy muy al día del mundo de los ‘youtubers’ y desconocía que este chico ya tenía detrás una notable trayectoria (como una investigación sobre el Palmar de Troya) en la que mezcla el periodismo de investigación con el formato acuciado, dinámico, insistente de las redes.

Estos tres adjetivos (insistente, acuciado, dinámico) también pueden aplicarse a su personalidad. Y su trabajo, sin ningún desvío o maniobra dilatoria. Directo, contumaz, indócil, compulsivo. Me llamaron la atención los comentarios que había generado su última producción: ‘Cómo cazar a un monstruo’, recién estrenada en la plataforma Prime Video. Y me lancé a verla.

Es un documental intenso, contrahecho, caótico, sobre la existencia de un personaje, Lluís Gros, condenado a 23 años de cárcel por abusos sexuales a menores. Hay tres detalles que cautivan en esta entrega de Tamayo. El primero, el formato inquietante que nos enseña la vida normal de este ‘monstruo’ que, por diversas circunstancias, todavía no está encarcelado cuando Tamayo lo filma. El segundo, la convivencia del narrador, el investigador y el justiciero.

Tamayo no es un observador aséptico, vive las pesquisas y el estrecho contacto con Gros (a quien conoce desde hace tiempo) como un cazador que clama, abruptamente, contra la impunidad. El tercer detalle es la contemplación de la personalidad de Gros. No solo sabe que lo filman y que le reclaman continuamente la contrición de los pecados, sino que, en el examen de conciencia previo al perdón que se niega a pedir a las víctimas, se enseña, se muestra, se desnuda como el monstruo del título. Es impresionante asistir a la exhibición de impudicia del convicto, a la explanación cínica de sus argumentos, a los fuegos artificiales de un ego desmedido que le acaba delatando. ¿Sabe ese personaje que muerde el anzuelo de Tamayo? ¿Tanto le da? El histrionismo exacerbado y el afán de protagonismo le conducen hacia la cueva de su propio delirio, un viscoso camino de perdición moral.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents