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José Miguel L. Romero

Para empezar

José Miguel L. Romero

Periodista de Local especializado en Turismo, economía, política, medio ambiente, naturaleza e historia. Autor de los libros 'Los indeseables', 'Unerwünscht!', 'L'hotel dels jueus', 'Les Logies pitiüses davant el Tribunal Especial per a la Repressió de la Maçoneria i del Comunisme', 'Els Morts', 'Trip', 'Cartes a Lerroux', '437/37 La Causa General de les Pitiüses', 'Crónicas de unas islas1958-1977' (volúmenes I, II y III). Premio Nit de Sant Joan del Institut d'Estudis Eivissencs del año 1998 por el libro 'Les Logies pitiüses davant el Tribunal Especial per a la Repressió de la Maçoneria i del Comunisme' Premio Nit de Sant Joan del Institut d'Estudis Eivissencs del año 2007 por el libro 'L'hotel dels jueus'. Premio de Periodismo de la Asociación de Periodistas de Balears del año 2016 por la serie de reportajes 'Los hijos de las dides'. Premio de Periodismo de la Asociación de Periodistas de Balears del año 2022 en la modalidad de accesit por la serie de reportajes sobre la eutanasia de Doerte Lebender, Premio Baladre del Institut d'Estudis Eivissencs del año 2005 por el libro 'Trip' en la modalidad de accésit. Redactor en Diario de Ibiza, La Prensa de Ibiza, El Mundo, Proa, El Gran Musical, Canal +, Boogie. Colaboraciones en Cambio 16, La Luna, Sur Express, Dunia, Ser Padres...

Atentos a sus pantallas (del bus)

Cuando me lo contaron no me lo creí. Inmediatamente fui a verlo y reconozco que, emocionado, hasta se me saltaron unas lagrimillas. Sí, al fin, el Consell ha comenzado a instalar pantallas en las paradas de autobús para que los usuarios sepan cuánto falta para la llegada del próximo vehículo. Como en el resto de España. Lo normal en el mundo civilizado desde hace muchos años. Este es otro ejemplo de la anómala situación (comparable a la de algún país del África tropical) en el transporte público que desde hace lustros vivimos en esta isla. Sólo espero que esas flamantes pantallas funcionen (aún no lo hacen) algún día y para siempre, no como las de aquel fiasco promovido hace seis años por la exconsellera de Movilidad socialista Pepa Marí, un plan piloto de corta vida. Otro paso necesario es ‘civilizar’ las paradas, que en muchos casos tienen un aspecto lamentable y están muy deterioradas. En la de mi barrio, los horarios están impresos en un cartel de tamaño A4 que inicialmente fue pegado con celo en el cristal de la marquesina pero que, desgastado el pegamento por el sol, a veces te lo encuentras en el asiento de madera, otras tirado en el suelo. Por no hablar del acceso, un largo y peligroso tramo sin acera lleno de charcos y barro cuando llueve, lo normal en Can Bonet.

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