Me cuentan que en Puentedey, el pueblecito de Burgos reconocido el año pasado como el pueblo más bonito de España, están hasta el gorro del turismo de aluvión. Hasta hace bien poco era un sitio casi desconocido, tranquilo, bucólico, pastoril... en fin, esas cosas que se dicen de los pueblos. Uno más de la España vaciada o semivaciada, con su magnífico puente medieval sobre el cristalino río Nela. Hoy es uno de esos lugares de «visita obligada» en guías y blogs y por allí pasan miles de personas al año, paran, hacen la ‘V’ de la victoria, se hacen la foto y se largan por donde vinieron, con esta forma actual de turismo que solo deja atascos, colas y apreturas por donde pasa y poco más. No son los únicos, hay varios pueblos que han renunciado a figurar en la lista de los pueblos más bonitos, como Siurana, en Tarragona, después de que la horda amenazara con desnaturalizar su esencia pueblerina. Hace unos días alguien pedía en una red social que los ibicencos le dijeran sus lugares secretos de la isla. Aquellos indispensables y poco conocidos. Todos le contestaron que no los citaban para que no se llenaran de selfiadictos. En Ibiza tenemos experiencia de sobra con este tipo de turismo, por eso los lugares secretos, los verdaderamente secretos, no se revelan.
