El pasado día 6 de septiembre la antaño tranquila y apacible Cala Gracioneta se convertía en una “rave” con djs actuando de cara a la playa, música a todo volumen y cientos de personas bailando y bebiendo en la arena gracias al establecimiento de restauración situado en dicha cala. Repito: establecimiento de restauración. Lo que pudiera parecer otra de las decenas de irregularidades cometidas por nuevos y lujosos restaurantes de playa, resulta que no lo era del todo. El Ayuntamiento de Sant Antoni otorgó permiso para la celebración del evento desde las 15 horas hasta la media noche exonerando al local de cumplir la normativa de ruidos debido a que el evento era de “interés general”.
Que un evento privado, al que solo se podía acceder con invitación, en un espacio público, en suelo catalogado como rústico, que contaba con personal de seguridad intentando evitar el acceso de los ciudadanos a la playa, sea catalogado de “interés general” es, como mínimo, un insulto a la inteligencia de los vecinos de Sant Antoni. El hecho de que la recaudación fuese destinada a fines benéficos no debería servir como pretexto para convertir Cala Gracioneta en una “rave” multitudinaria. Si el objetivo era realizar un acto benéfico se pueden buscar multitud de fórmulas en diferentes espacios mejor preparados para este fin. No hace falta montar un festival de música electrónica para ser solidario y más teniendo en cuenta que los organizadores facturan millones a lo largo de la temporada, eso es más marketing que solidaridad.
El mismo “interés general” que justificó la fiesta en Cala Gracioneta sirvió para que otro establecimiento, situado en ses Païsses fuese exonerado del cumplimiento de las ordenanzas en materia de contaminación acústica y sembrase el caos en el barrio. Si algún miembro del equipo de gobierno es capaz de explicar dónde está el “interés general” sin partirse de risa sería interesante escucharlo. A simple vista, parece que el único interés existente es el del lucro privado de una serie de establecimientos de ocio que se están haciendo de oro ¿Por qué estas exoneraciones? ¿Qué han aportado a cambio estos establecimientos al conjunto de los portmanyins para que se les otorgue este trato de favor?
Lo que debería ser algo excepcional se está convirtiendo en la norma, hasta el punto de que un simple restaurante puede montar, de un día para otro, una discoteca en un entorno natural y en espacio público ¿Dónde está el límite? El equipo de gobierno hace tiempo que se ha dado cuenta que la fiesta da más votos de los que quita. ¿Hasta dónde vamos a llegar? Si de algunos dependiera no tengan dudas que tendríamos djs hasta en el faro de sa Conillera, por el “interés general” de sus lagartijas si fuese necesario justificarlo. Todo lo que haga falta para promover el lucro de aquellos que ya se han hecho los dueños de Sant Antoni: los que han convertido hoteles en discotecas de día, los que han convertido la zona de s’Arenal y sa Punta d’es Molí en el nuevo West End y los que convierten las playas y el espacio público en su cortijo.
Resulta, cuanto menos curioso, que un equipo de gobierno que se llena la boca hablando de cambio de modelo turístico organice, o dé permiso para organizar, una fiesta tras otra de música electrónica en temporada alta. Menos mal que con la pintura de Okuda de 200.000 euros y el tirachinas gigante cambiaremos el modelo turístico de nuestro pueblo, porque si no, nos podríamos empezar a preocupar. Cambio de modelo turístico es que cada vez más hoteles sean simples movimientos especulativos en propiedad de fondos de inversión. Cambio de modelo turístico es el aniquilamiento del turismo familiar por “adults only” de 4 y 5 estrellas. Cambio de modelo turístico es la desaparición del pequeño comercio. Cambio de modelo turístico son los trabajadores durmiendo hacinados, o en furgonetas, porque no pueden pagar el alquiler. El modelo turístico está cambiando, pero parece ser que vamos a peor. Lo que no cambia es que algunos, tanto nativos como extranjeros, siguen haciendo lo que les da la gana mientras los ibicencos miramos sumisos.