Opinión

No es por británicos, es por jóvenes

Supongo que los que, con la sensibilidad de un ladrillo, bromean sobre las víctimas del ‘balconing’, se permiten comentar "uno menos", ‘adivinan’ de entrada que son británicos o aprovechan para despotricar sobre el turismo que recibimos, no han sido nunca jóvenes o ya se les olvidó. Conozco en esta isla a respetables cabezas de familia que allá por nuestras mocedades también se colaron en alguna ocasión en la habitación de al lado del hotel saltando por la terraza, como reto o porque las chavalas que la ocupaban les invitaron a hacerlo. Igual que hoy bebíamos como cosacos, fumábamos de todo y más de uno se estampó en la carretera o se enganchó al caballo. Tuvimos amigos que no sobrevivieron. La juventud es así, no le tiene miedo a nada, quiere explorar límites... y puede llegar a ser peligrosa. Tal vez más aquí, donde a la excitación de unas vacaciones y el sueño de la fiesta de Eivissa, se suman el chorreo de alcohol y drogas baratos y accesibles a todos, un cóctel que hace que la noticia no sea que sucedan desgracias, sino que, como señala mi admirada Rita, éstas no ocurran más a menudo. A mí me dan mucha pena esas vidas truncadas que viajaron a la isla buscando sus días de paraíso y creo que, sin obviar las responsabilidades individuales, como destino turístico «seguro» les fallamos, a ellos y sus familias. ¿Hora pues de ‘cerrar’ los balcones? Lo ignoro, solo sé que una sociedad sana no señala al joven por portarse como tal, intenta poner los medios para protegerlo incluso de sí mismo. Y es difícil.

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