La ONU reprende a España

Con seguridad, más de un negacionista caerá en este artículo para poner de vuelta y media al Gobierno. Pero resulta que la ONU no reprende al Gobierno en violencia de género. Indica que la teoría está bien, con leyes que protegen a las víctimas de violencias machistas. ¿El fallo? La limitada efectividad de las normas. Es decir, que no se hace lo que la ley pide, desde su propio espíritu, por parte de los agentes sociales y jurídicos.

La ONU va directa al tema que más irrita al negacionismo en estos últimos años: la violencia vicaria. Remarca que se debe hacer una «evaluación de la política de protección de la niñez» y de «las consecuencias jurídicas sobre la patria potestad».

Reproduce justo lo que muchas madres han denunciado. Ellas eran las criticadas en los medios frente a una justicia que interpreta mal el interés superior del menor, sin contemplar sus contextos y los desprotege. Apunta que priman las relaciones paterno-filiales sin contar con los menores y que aún se aplica el falso síndrome de alienación parental. ¿El motivo? Textualmente: «Una cultura judicial que no incorpora los valores de la Convención».

Me gustaría saber si los responsables de esa carrera ante la ONU responderían negando la mayor o si, por esta vez, harían autocrítica. Porque siempre que en este país se apunta en la dirección de los estereotipos de género en las sentencias, la reacción de la judicatura ha estado alejada del mea culpa y de una reflexión. Siendo muy señaladas incluso las compañeras de justicia que sí han hecho ese proceso crítico.

La pena es que cuando la justicia reacciona suele ser demasiado tarde y tras campañas de acoso. Véase cómo acabaron casos como el de Infancia Libre o Silvia Aquiles, ahora absuelta porque, dicen, ella no intentó secuestrar a sus hijos sino defender su custodia y protegerlos.

También pide mejorar las garantías para mujeres refugiadas, migrantes y víctimas de trata, con más apoyo de la justicia. Y frente a quienes dicen que hay demasiadas leyes feministas, piden más legislación frente a la ciberviolencia.

Todo esto se mejora con más prevención y compromiso. Porque mientras hablar de violencia de género o vicaria, mientras señalar a la justicia, al protocolo Viogen o a otros agentes, levante solo polémicas y negacionismo y se hagan intocables, no avanzaremos.

Mientras eso suceda seguirá una prensa más interesada en el morbo que en la pedagogía, que reforzará en la opinión pública esos estereotipos de género también entre judicatura y agentes sociales. ¿El último caso? El de la mujer asesinada en Vitoria. En algunos programas no han cargado más culpas sobre la mujer porque no han podido. El señalamiento ha sido tal que su familia ha pedido que se pare.

Aquí todos quieren opinar y hacer, pero pocos son especialistas o tienen el compromiso auténtico. Hasta que la especialización no esté en la raíz de todo, me temo que la ONU señalará a España y sus defectos. Y, lo peor, la vida de mujeres y menores seguirá en peligro. Con responsables que podrían evitarlo.

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