Para empezar

DiCaprio en la isla de los sintecho

Mientras la gran estrella de Hollywood Leonardo DiCaprio navega en un yate espectacular junto a la modelo Meghan Roche, a pocos kilómetros, en un campo junto a una carretera, la vida a la intemperie sigue su curso. Aquí y allí ropa tendida en cuerdas sujetas de las ramas, tiendas de campaña bajo los árboles, una chabola de planchas de madera y plástico que a duras penas se sostiene. Un corro de hombres sentados en el suelo charlan y pasan la tarde de este domingo, por suerte para ellos, soleado. Otro se inclina y reza sobre una esterilla. Cerca, una valla publicitaria anuncia una famosa discoteca. En las calles que atraviesan esta zona aún sin edificar hay vehículos aparcados donde vive gente. En una furgoneta pequeña, cuyas puertas abiertas dejan ver el habitáculo ocupado por una colchoneta y almohadones, una chica se arregla ante el pequeño espejo que ha colgado, ajena a los vecinos que pasean a sus perros. Nunca había habido tantos coches, furgonetas, autocaravanas habitadas como en este arranque de temporada. Nunca tantas tiendas de campaña formando campamentos. Parece una distopía disparatada. Pero es la isla paradigma del lujo en la que cada vez hay más personas, con trabajo, con un sueldo, que sobreviven en la calle, como pueden, porque no tienen ninguna otra alternativa. Qué vergüenza deberíamos sentir, en lugar de mirar hacia otro lado. Qué fracaso colectivo.

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