EL PATALEO

Messi: querer y poder

A Leo le gustaría despedirse de los culés de frente, a la cara, sobre el césped y vestido de azulgrana

Leo Messi.

Leo Messi. / EFE

Josep Pedrerol

Josep Pedrerol

Messi, como hace a veces en el terreno de juego, aparentemente inactivo y despistado, observa con cautela los movimientos de Laporta desde París. Primero, los guiños más o menos velados. Ahora, los mensajes directos y contundentes, como el del vicepresidente Yuste el pasado viernes. Leo espera, decíamos, con un contrato de renovación del PSG sobre la mesa. Listo para estampar la firma con un club en el que sus aficionados recelan de él. El campeón del mundo observa el documento de reojo, sin prisa, mientras escucha a su padre hablar de Miami, de la atractiva aventura en la MLS. Un fútbol mucho menos exigente y, probablemente, igual de espléndido en el aspecto económico. Ah, y por si fuera poco, sonríe de oreja a oreja al saber que en Arabia Saudí le pagarían más que a Cristiano, una cifra que ronda los 350 millones de euros. No es mal panorama para alguien que ya lo ha ganado todo, que ya ha cerrado el círculo, como gritaba el gran Lobo Carrasco el día que Argentina ganó el Mundial. En el fútbol, su profesión, no puede lograr nada que ya no tenga. Otra cosa es en el plano personal y afectivo.

A Leo le haría ilusión volver a Barcelona, la ciudad en la que creció, donde formó una familia y nacieron sus hijos. Al club que, literalmente, se lo ha dado todo. También le gustaría despedirse de los culés de frente, a la cara, sobre el césped y vestido de azulgrana. Es decir, a lo grande y desde el Camp Nou, nunca desde Montjuic. Eso sería imperdonable estéticamente. Laporta haría todo lo posible por evitarlo. Pero no será fácil. Es más, resulta muy complicado imaginarlo a día de hoy. No se trata sólo de un esfuerzo económico por parte de Leo (tendría que aceptar una rebaja brutal de emolumentos) o de no saber cómo acabará el caso Negreira (puede pasar cualquier cosa), sino de hacer un favor al presidente con el que no se habla desde su triste y polémico adiós. Messi tiene cuatro opciones para decidir su futuro a partir de junio: seguir en París, irse a Estados Unidos, probar la experiencia en Arabia Saudí o volver a casa. La del Barça, la de su Barça es la opción más remota. Pero, también, la más hermosa.

Alonso, tres podios en tres carreras. Quién nos lo iba a decir, pero ahí está Fernando, luchando por todo. Lástima la injusta sanción a Sainz en su mejor carrera de la temporada.

Y de repente, Benzema. Lleva una temporada irregular, pero resurge cuando se decide la Champions…Y la vuelta de Copa en el Camp Nou.

El Sevilla respira. Echar a Sampaoli era caro, pero necesario. Se necesitaba un especialista en situaciones comprometidas como Mendilibar. Primer partido, tres puntos.

Contrastes. La Rosaleda del futuro coge forma, espectacular, pero el Málaga lo tiene cada semana más complicado para seguir en Segunda. No hay que rendirse.