Para empezar

Supersticiones y embudos en la cabeza

David Ventura

David Ventura

Empiezo a tener costumbres de señor mayor y me quedo embobado con las obras. Últimamente es un no parar. Los solares que quedaban en el casco urbano de Sant Antoni, Sant Rafel y Santa Eulària, y lo que quedaba en el barrio de es Viver de Vila, se están construyendo. Los solares que hay junto al campo de fútbol de Jesús se han erizado de grúas. Buenas noticias, porque como dicen los abogados del libre mercado, aumentará la oferta de vivienda y bajarán los precios, todos tendremos casa y seremos felices. ¡Qué bonito! Pues lamento aguarles la fiesta, pero no. En confianza les debo contar una cosa, y es que eso del libre mercado, de la mano invisible que se regula sola, es una patraña. Creer en el libre mercado es como creer en los annunakis y los chemtrails. No, es peor todavía, porque mientras unos no hacen daño a nadie, la fe supersticiosa en el libre mercado es corrosiva, alienante y te achicharra las neuronas. Lo del libre mercado está a la altura de los antivacunas, de quien se discutió sobre si les debía dar voz o censurar. ¿Qué va antes, la salud pública o la libertad de expresión? Creo que todo el mundo es libre de expresarse, incluso los abogados del libre mercado aunque, eso sí, en un contexto de chanza, con los embudos de papel de plata en la cabeza y avisando que quien habla es un majadero.

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