El amor siempre vence

Miguel Ángel Riera

Miguel Ángel Riera

En una de mis caminatas matutinas en una pared de un edificio cerca del mar veo un grafiti, me detengo, leo: «El amor siempre vence». Cuánta razón. Me pregunto: ¿Quién habrá escrito esta frase? No aparece que sea una cita bíblica, pero podría serlo. Busco por internet, ya que me suena, la he escuchado en más de una ocasión, e incluso estoy seguro que yo la he dicho a mucha gente muchas veces. Y descubro que es una frase que el Papa San Juan Pablo II pronunció en Chile a los jóvenes en el año 1987. «El amor vence siempre. ¡El amor vence siempre, como Cristo ha vencido! El amor vence siempre aunque, en ocasiones, ante sucesos y situaciones concretas, pueda parecernos impotente. Cristo parecía impotente en la Cruz. ¡Dios siempre puede más!».

Ahora tengo más curiosidad saber quién puede ser que haya escrito esta frase, ¿sabría que la había pronunciado el Papa en Chile? ¿Será un chileno? ¿Será un joven chileno que la escuchó del mismo Papa en su país? O simplemente será alguien que ha experimentado en su propia vida que realmente el amor siempre vence. Quiero pensar, creer, tener la certeza que así es. Uno mira alrededor, corrupción, idolatría al dinero, guerras, tráfico de armamento, de personas, violencia… parece que el único que vence es el odio. Pero no es así, hay muchas muestras de amor, de solidaridad, pero el mal siempre hace más ruido. El amor es sigiloso, es muy suave, penetra en lo más intimo sin hacer ruido, y sus efectos son infinitos. La clave, no dejarse llevar por el odio, por la venganza. Pensar que el diálogo, que el respeto es mucho más fuerte, son verdaderos signos del amor.

El Papa Francisco habla de la revolución de la ternura. No es el mal el que será capaz de poner fin al mal. Y no estoy hablando de algo blando, de una ñoñería. En una ocasión leí que Gandhi decía que un cobarde es incapaz de mostrar amor. Y así es: paradójicamente, la ternura no es blanda, sino fuerte, firme y audaz, porque se muestra sin barreras, sin miedo. Es más, no solo la ternura puede leerse como un acto de coraje, sino también de voluntad para mantener y reforzar el vínculo de una relación.

¡Cuánta ternura necesita nuestro mundo! Ternura para combatir las injusticias. Ternura que ablande el corazón de los que fácilmente se dejan corromper por el poder del dinero y no son capaces de sentarse en una mesa de dialogo para poner paz, sino para continuar con la carrera armamentística que crea más odio, división y enfrentamiento.

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