Material de construcción

Juan Gaitán

Juan Gaitán

Borges se me ha aparecido en Instagram. Desde la etereidad regresa el viejo genio y me dice que todo cuanto ocurre en la vida del artista, del escritor, nos es dado como materia prima, como barro, para que podamos dar forma a nuestra obra. Que todo es material de construcción. Incluso los bochornos, las humillaciones. Sobre todo los bochornos y las humillaciones, insiste.

Veo el vídeo dos veces. Luego lo pierdo en el laberinto de la red y no vuelvo a encontrarlo. Eso también me parece muy borgiano, como si él lo hubiera escrito. Me lo imagino riéndose, más bien sonriéndose (no consta que Borges supiera reírse), mientras termina de escribir el cuento en el que se me aparece. Al final internet es la biblioteca interminable que él soñó, y tiene ese mismo punto de horror en el que las cosas que aparecen al poco desaparecen y no vuelven jamás. Un libro de arena.

Sin embargo, tengo la sensación de que esta fugaz manifestación de uno de mis maestros más amados tiene algo de mensaje desde el más allá. Ha surgido justo a esas horas de la madrugada (aún no ha amanecido), en que me empiezo a preguntar, angustiado, de qué voy a escribir. Y la respuesta me ha llegado en forma de fantasma, antes del primer café, sin haberla buscado. Todo es material de construcción, escribe de lo que ves alrededor.

Acabo de regresar a casa después de unos días en otro oriente. Al abrir el portón lo primero que encontré en el porche fue un pajarillo muerto. Aún tenía el plumón primero. Creo que era un pollo de tórtola, pero mis conocimientos de ornitología no alcanzan para tanto, nada más a distinguir algunas especies por su canto o por su morfología. Los jilgueros («zirgueros» les llamaba mi abuelo), los canarios, los verdones, los mirlos… De estos, como de los gorriones, distingo los machos de las hembras, pero poca cosa más.

La visión del pájaro muerto me hizo pensar en Ramón Tamames. Tiene algo de pajarillo aún con el plumón, a pesar de sus años. O tal vez sea por sus años, la vejez nos da a todos ese aire de pajarillo desvalido… Una vez me dijo el poeta Alfonso Canales que al final siempre acabamos enterrando a un niño. Pero este hombre, en su senectud, prestarse ahora a esta farsa de una moción de censura con la ultraderecha… Ay. «Si fueses mi padre te diría que no te presentases», parece que le dijo Feijóo. Alipori. Se llama también «vergüenza ajena». «De la vergüenza, de la humillación, de los bochornos, saca material para tu obra», me había dicho Borges de madrugada. Ahora sé a lo que se refería. La vida es un jardín de senderos que se bifurcan.

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