Marie Kondo: la gurú del orden tira la toalla ¡y nadie la recoge!

«Después de amasar un dineral, sus prioridades han cambiado y ya no se centran en la colocación

de los calcetines en forma de espiral y por tonalidades»

Pilar Garcés

Pilar Garcés

Conmoción mundial, Marie Kondo se rinde. Ha sacado la bandera blanca y dejado entrar en su domicilio al archienemigo desbarajuste. Yo me lo imagino así: el casoplón en Los Ángeles que la consultora se ha comprado con el dineral amasado dando consejos psicológicos sobre limpieza y colocación, ese lugar minimalista, decorado en madera y tonos claros, paraíso del feng shui y el bienestar holístico, copado de repente por objetos del todo a cien (o todo a un dólar). Japón 0–China 1.

Las prístinas paredes sin un solo adorno pintarrajeadas y llenas de huellas dactilares. Los armarios revueltos, los juguetes diseminados. Un brik de leche vacío en la nevera. La tapa del váter subida. Una pelusa de polvo de buen tamaño rodando escaleras abajo. Una montaña de ropa en precario equilibrio sobre la pelota de pilates. Una cabeza de ‘playmobil’ tirada en el suelo para que se la clave cualquiera que vaya descalzo. No quedan bolsas de basura para la orgánica. Y ella, antaño delicada geisha de porcelana, ha salido a pasear al perro desgreñada con el pijama puesto y una gabardina por encima, «porque total, a estas horas». Imperdonable. En una entrevista con The Washington Post, la creadora del método KonMari, predicado en forma de cuatro libros y de un programa de audiencias millonarias en Netflix, ha reconocido que la llegada de su tercer hijo hace imposible que pueda mantener el domicilio en orden. Y a sus 38 años renuncia porque quiere dedicar su tiempo a «cosas más importantes», como la crianza de los niños. Sus prioridades han cambiado, y ya no se centran en la colocación de los calcetines en forma de espiral y por tonalidades.

La familia numerosa de la musa de la organización ha dejado huérfana a una legión de seguidores. Es una mala noticia para quienes cogieron los vaqueros viejos, los vaqueros una talla menos de la actual por si consigo adelgazar, los vaqueros de andar por casa y los vaqueros que no cierran bien pero se pueden llevar en invierno y los tiraron a la basura como mandaba ‘¡A ordenar con Marie Kondo!’. Puede que en el momento se sintieran muy liberados, eufóricos incluso por soltar lastre, pero ahora solo poseen un vaquero y su profeta les ha traicionado porque en realidad un estúpido armario colocado por colores no da la felicidad. Representará un disgusto asimismo para quienes accedieron a ‘depurar’ sus bibliotecas, mandando a la quema todos los volúmenes que no les procuraban un bienestar inmediato, y las redujeron a los 30 libros que ella aseguraba poseer. Si uno de ellos encima es ‘La magia del orden’ deberían tirarlo y comprarse una buena novela negra. Quienes llenaron el trastero con sus cosas favoritas viejas, antiguas, pasadas o sencillamente significativas porque en casa se había instalado una relamida marimandona oriental con su collar de perlas, sus esencias y sus tisanas pueden rescatarlas del exilio. Nadie volverá a pedirles que se despidan con agradecimiento y alegría de la camiseta del equipo de la temporada pasada. Que regresen las fotos y las manualidades a las estanterías, a coger polvo como ha ocurrido toda la vida; bienvenida de nuevo la ropa desastrosa de andar por casa. Adiós a los malditos jerséis color hueso y a las bragas dobladas en vertical.

Marie Kondo hace un paréntesis en su obsesión sabelotodo por el orden, pero no se dedicará a vender criptomonedas o casas en multipropiedad. Su caída del caballo no afectará al negocio suculento montado alrededor de la limpieza y las rutinas domésticas por gurús inspiracionales de todo tipo, émulas de la japonesa, que ofrecen arreglarte los armarios, el trabajo y la cabeza por el mismo precio. A Kondo, educada en la Universidad Cristiana de Tokio y fanática desde niña de las labores domésticas, la vida le ha dado limones en forma de imposibilidad de tener su vivienda arreglada, y ha hecho limonada. He aquí la explicación de por qué no se ha limitado a ocultar que se ha dado por vencida con lo del desorden mientras cobra los derechos de autor. Con el tiempo que ya no pierde planificando la nevera por tamaños y colores, y como parece que los tres niños no le absorben tanto como dice, ha escrito ‘El método kurashi: cómo organizar tu espacio para crear tu estilo de vida ideal’. En él enseña a armonizar tiempo y vida, a no rendirse a la ansiedad de todas las actividades del día a día, a tener rutinas que aporten paz y alegría y en fin, que el rato que voy a ahorrar por no leérmelo lo voy a dedicar a darme un paseo.

Suscríbete para seguir leyendo