Tribuna

Las enfermeras ya no valemos para todo, ya no

Daniel Ausín Fernández

Daniel Ausín Fernández

Está de moda el hacer reflexiones sociales sobre ¿quién cuida a los que nos cuidan?, numerosos artículos de opinión y reportajes hacen hincapié sobre cómo el personal que trabaja en los servicios sanitarios, de emergencias, de seguridad ciudadana, etc. realiza su día a día, en qué condiciones laborales se encuentran y a mayores (o si profundizamos con una entrevista personal) cómo trabajan emocionalmente las funciones para las que se han preparado.

Estamos asistiendo a una época convulsa en Europa y parte del mundo, la crisis social, económica y sanitaria (aunque la OMS haya terminado oficialmente con la pandemia de la enfermedad covid-19), está machacando literalmente el modelo de vida que nuestros padres y abuelos tanto lucharon por conseguir y que tan poco nos duró en el tiempo.

En concreto y hace tres años, el sistema sanitario sufrió una de las mayores pruebas a las que se ha enfrentado desde que se creó el sistema público de sanidad, hace ya unos 80 años. En los peores momentos de la pandemia, los profesionales sanitarios llegamos a ser considerados héroes, simplemente por llevar a cabo las funciones para las que nos hemos preparado. Es cierto que fueron días de trabajo duro, días donde todos hicimos de todo. En resumen, fueron días (en concreto casi 30 meses) de arrimar el hombro ante una llamada de auxilio del sistema y de una sociedad sumida en el caos y el terror de una pandemia que sacudía por doquier. De todo esto pasaron tres años y hoy parece que todo aquello pasó, y como dice la canción… pero no me acuerdo, no me acuerdo, y si no me acuerdo, no pasó, no pasó…

En concreto en esta nuestra mundialmente famosa Pitiusa mayor, este mes de febrero se han producido cambios en el sistema de contratación del personal sanitario, concretamente del personal de enfermería. Ante la acuciante necesidad de personal sanitario se ha procedido al llamamiento y sancionado desmesurado de profesionales sanitarios para puestos de trabajo que no están cualificados, que no están preparados y que son un riesgo para la seguridad del paciente. El mero hecho de tener personal de larga duración, así porque sí, en detrimento de la calidad asistencial no es una solución a largo plazo para el problema al que hacemos referencia. El profesional sufre, se cansa, se quema, no está formado para el nuevo puesto de trabajo y termina rechazando el contrato para volver a sus orígenes; como dice un buen amigo mío, «no podemos desvestir un santo para vestir otro». Y esto, conciudadanos míos, es lo que el Área de Salud de Ibiza y Formentera (ASEF) está haciendo con sus profesionales, desmontar servicios con enfermeras cualificadas y formadas en un área sanitaria para llevarlas a otra área, bajo pena de sanción, en detrimento de los cuidados enfermeros, en detrimento de los cuidados al paciente y en definitiva en detrimento del cuidado del profesional, lo que se ha traducido en una cascada de renuncias a contratos, nuevas vacantes y agravar un problema social que tiene fácil solución con la mejora de la gestión sanitaria y la especificidad del trabajo. Las enfermeras ya no valemos para todo, ya no.

Daniel Ausín Fernández | Enfermero del Área de Salud de Ibiza y Formentera

Suscríbete para seguir leyendo