‘Ergo ego sum’ (Siento luego existo)

Samaj Moreno

Samaj Moreno

Da igual si Simone De Beauvoir tenía acento de Cádiz o parisino, en el fondo es esa idea que la bautizó en la historia como cabezal de aguja para hilo, hilo de diamante que habría de tejer una nueva era de interpretación y pensamiento.

Esto por supuesto sin acabar en una tienda de souvenirs estampada en miles de trozos de plástico, miles camisetas de poliéster o en un tatuaje, qué desgracia.

La verdad que se articuló al otro lado de los Pirineos a mí me ayuda bastante a entender. Jean-Paul Sartre sustituye el término ‘naturaleza humana’ por ‘condición humana’. Término este último, donde el ser humano se distingue del resto de los seres por su condición de tener que construir su propia conciencia.

Con todo lo que ello conlleva por supuesto. Pues inevitablemente esto genera la dicotomía que tiene la vida existencial del ser humano a la hora de construir su propia esencia. Y claro, tiene que enfrentarse a problemas morales y a diversas posibilidades éticas entre las cuales no hay reconciliación ni complementación posible.

Es una relación ambigua de conocimiento e ignorancia. Sartre reza; que solo a través del ejercicio de la libertad podemos ir definiéndonos.

Proyectas un ideal y hay que elegir un modo de serlo. A raíz de elegir ese ideal, ese proyecto; la realidad se presentará maligna o benigna, atroz o maravillosa, quizás una oportunidad o un obstáculo.

Ahora nos vamos a la mítica frase de De Beauvoir: «La mujer no nace sino que se hace».

Para quienes habéis leído a Simone de Beauvoir, «ser mujer» significa todo un programa de vida, ya que «no se nace mujer, se llega a serlo». Se nace «hembra humana», pero ser mujer supone superar lo biológico sin anularlo, claro.

La expectativa de que tenga que existir una correspondencia o coherencia entre el sexo y el género es una expectativa meramente cultural, es decir una norma impuesta que ha tenido en la historia lamentables efectos discriminatorios, ya que siempre han existido personas que se identificaban con el género femenino, aunque no nazcan con ese sexo. Los géneros se aprehenden y construyen: esto es lo que ilumina esa frase.

¿Por qué hoy sigue siendo recurrente esa frase ya mítica y del siglo pasado? Simone de Beauvoir sigue aún vigente y la frase ha sido resignificada en distintos momentos históricos. Hoy ya la gran mayoría entiende que no se nace gay, lesbiana, travesti (y más), sino que son construcciones culturales y sociales.

Esto fue también la gran apuesta de los feminismos, querer salir de la naturaleza y la biología sobre todo: que la ‘mujer da vida’, engendra y que eso compone una esencia femenina. Esa naturalización de ‘lo femenino’ llevó a una diferenciación discriminatoria en lo social, económico, político y cultural, a nivel secular y que de algún modo u otro persiste.

La mujer ha sido tratada de manera relativa y secundaria.

«La mujer se determina y diferencia con relación al hombre, y no este con relación a ella; la mujer es lo inesencial frente a lo esencial. Él es el Sujeto, lo Absoluto; ella es lo Otro». (Fragmento del ‘El Segundo sexo’ De Beauvoir).

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