Diario de Ibiza

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Miguel Ángel González

Desde la marina

Miguel Ángel González

No sé de qué presumimos

Hace unos días, leía en estas páginas un titular que me llamó la atención, ‘Sant Josep presume de playas sostenibles en Madrid’. Se sacaba pecho con la posidonia, Patrimonio de la Humanidad, con la implantación de fondeos ecológicos, con la adhesión de nuestros arenales a las playas sin humo, con la protección que tiene el municipio en 70 kilómetros de litoral, etc. Y uno alucina. Es muy posible que la cosa cuele en Madrid, de puertas afuera, pero aquí la cosa suena a cacareo. ¿Creen de verdad los mandarines del municipio josepí que el Parque Natural de las Salinas tiene la protección que necesita y merece? ¿Creen que los fondeos son los que deberían ser en rincones de extrema fragilidad como es el caso de Porroig? ¿Creen que la gestión de playas como Cala Tarida es la correcta, cuando en algunos casos son un ejemplo de litoral destrozado y de lo que no debe hacerse?

Otrosí. Es sorprendente y de una ingenuidad apabullante que se publicite a bombo y platillo que se dedicarán 500.000 euros para la instalación de bombas de recirculación en cala Vedella y cala Tarida, para captar aguas limpias mar adentro y regenerar las del interior de estas bahías. ¡A buen entendedor, pocas palabras bastan! Se nos está diciendo, del revés, que las aguas de estas playas son un fiasco. A tal punto que tenemos que regenerar sus aguas. ¿No estaríamos mejor calladitos y hacer lo que tengamos que hacer para solucionar los problemas que nosotros mismos provocamos? Darle la culpa del problema a las altas temperaturas es tirar pelotas fuera. Al equipo del Consistorio le aconsejaría que se diera una vuelta por algunas playas catalanas, incluidas las que sufren las aglomeraciones y el tipo de turismo que tiene Ibiza. Les emplazo, por ejemplo, en los arenales de Lloret de Mar, en las playas de Santa Marta, la Boadella, cala Trons, Santa Clotilde, Fenals, Santa Cristina, etc. Mientras dura el verano, a las siete de la mañana, todos los días se rastrillan a conciencia las arenas, cuentan con servicios de atención para personas con movilidad reducida, los aparcamientos están en consonancia con la capacidad de las playas, los contenedores de basura son los que se necesitan y se recogen cada día, etc. Lo dicho, no sé de qué presumimos.

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