Para empezar

¿Y si esto se cae?

Fernando de Lama

Fernando de Lama

El vuelo de regreso de Madrid pasa por una zona de turbulencias. La cabina se ha convertido en una coctelera durante unos momentos y quien más quien menos se aferra al asiento como a una inútil tabla de salvación. La mujer que viaja a mi lado, a la que no conozco de nada, se revuelve en el suyo. De repente me mira fijamente y me pregunta en voz alta con un fuerte acento italiano: ‘¿Y si esto se cae?, ¿qué hacemos?’. Me quedo helado. Le digo que si esto se cae, a estas alturas, poco podemos hacer, pero que no tiene por qué caerse. Quiero decirle más cosas, que esto es normal, que son solo unas turbulencias, que no pasa nada por tener miedo, que hay que mantener la calma, yo qué sé, que estadísticamente es prácticamente imposible que esto se caiga. Pero con su pregunta me ha metido el miedo en el cuerpo también a mí, y supongo que a todos los pasajeros de alrededor, y no acierto a decir nada más. Me dice que no tiene terror a volar, pero que sufre en los despegues y aterrizajes. Lo único que puedo hacer es coger su mano entre las mías. Nos quedamos en silencio. Cuando el avión inicia la maniobra de aterrizaje en Ibiza me agarra con fuerza. Ya en tierra respira aliviada, por primera vez nos miramos a los ojos y nos despedimos para siempre.

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