Opinión

Lo importante es la fiesta

El PP no tiene ninguna necesidad de defenderse por los ‘pecadillos’ de Miguel Tur y Marcos Serra. Zorros viejos en los vericuetos del poder y la política, saben muy bien que si al simpatizante se le conmueve con paellas, el votante es también estómago agradecido si le montas unas buenas fiestas. Cuando se lo pasa en grande, el pueblo no pide la factura. Importa el resultado, no la honradez y, total, ya que se lo iban a gastar, qué más da que fuera con alguien de la casa, ¿no? Para eso están los colegas. Unas influencias, o algo más, bien empleadas y se consigue además convertir la denuncia de un escándalo de presunta corrupción en la ‘cruzada’ de un solo periódico, de igual forma que la suciedad, la misma mierda que en Vila es primera plana, en Sant Antoni huele a rosas. La ética nos importa a cuatro pringados y la respuesta del partido frente al dedazo del concejal de Fiestas de casi un millón de euros, ha sido más o menos justificar que todos los políticos son unos ‘corruptos’, reafirmando así el sentir general. No entraré en sus comparaciones con las facturas con reparos del anterior equipo de gobierno, que tan bien han desmontado mis compañeros, pero me parece vergonzoso que aquellas caras nuevas que venían a «regenerar» la formación, den a entender con tanta desfachatez que más allá del «interés general», se han metido en eso de la cosa pública para favorecer a los amigos. No me engaño. Aun así, posiblemente vuelvan a ganar las elecciones y con ello demostrarían que en el fondo tienen «razón». Lo importante era la fiesta.

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