El ansia del Partido Popular por recuperar el gobierno de Sant Antoni a cualquier precio ha tenido las consecuencias negativas que se esperaban durante toda la legislatura acabando con la traca final: la rotura del pacto de gobierno de forma bochornosa.

Esa misma ansia es la que tiene ahora el PP por mantener a toda costa el gobierno en las próximas elecciones. No han aprendido la lección, lo más importante no es que su partido gane, lo realmente importante es aprobar medidas que ayuden a la gente del pueblo independientemente de que partido lo proponga. Si la idea es buena para Sant Antoni, el alcalde debe aplicarla, y para eso lo primero que debería hacer es escuchar a sus socios de gobierno (ya exsocios) y a la oposición para tener en cuenta sus aportaciones. Hasta ahora, salvo contadas ocasiones, el PP de Sant Antoni ha intentado pasar el rodillo haciendo lo que se le ha encaprichado sin tener en cuenta al resto de partidos, como si tuviera mayoría absoluta. Ha intentado pisotearlos a todos y estaba claro que antes o después se le volverían en contra. El PP hace y deshace a su antojo sin consensuar, y en ocasiones hasta sin informar, y sólo cuando necesita desesperadamente que otros arreglen sus problemas, de forma desesperada recurre a esos partidos que ha maltratado en muchos plenos.

El bochorno no ha terminado puesto que el nerviosismo del Partido Popular aumentará. Ya se ha demostrado que no podrá volver a gobernar el Ayuntamiento de Sant Antoni en solitario, los números no dan y tendrá que pactar con alguien (posiblemente con los ultras, lo que nos faltaba). Y eso será la condena definitiva para el municipio puesto que el PP de Sant Antoni ya ha demostrado que no sabe trabajar con otras fuerzas políticas.