Diario de Ibiza

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David Ventura

Ese antimallorquinismo tan estéril

Más viejo que el hilo negro es ese truco de preescolar que deben enseñar en las escuelas de política y que consiste en zafarse de las responsabilidades propias y echarle la culpa a un enemigo externo. En nuestro caso, el clásico entre los clásicos es culpabilizar de todo a Mallorca, la tiranía de la cual es la responsable de nuestras desdichas. Eso, claro está, si en el Consolat del Mar gobiernan ‘los otros’, porque cuando gobiernan ‘los suyos’ entonces se guardan durante cuatro años en un cajón sus diatribas. Cuando nos comparamos con los menorquines y vemos que tienen más inversiones, servicios públicos mejor dotados y una gestión más eficiente de los mismos, ¿se debe a que aprietan los puñitos más fuerte y mascullan con más intensidad contra la illa grossa? ¿O será que tienen unos políticos que saben hacerse valer y defienden los intereses de los ciudadanos que representan? El antimallorquinismo es una excusa burda y chapucera, una forma de desembarazarse de responsabilidades y chapotear en el fatalismo y la feliz mediocridad. «Son los mallorquines», de la misma manera que antes se decía «son los dioses» cuando se producía un cataclismo. Son los mallorquines y no los diputados que enviamos al Parlament, que es a quienes deberíamos pedir responsabilidades.

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