Opinión

Abrazos como el de Pablo

Pablo sube corriendo al escenario a abrazar a Lola Penín, que no puede seguir hablando porque la emoción se lo impide. Habla de la lucha continua contra infinitos obstáculos de las familias con hijos con diversidad funcional. Está recogiendo el premio de Diario de Ibiza a la Acción Social a la Asociación Pitiusa para la Integración Educativa y Social (Apies), que ha luchado durante tres años junto a Carmen, la madre de este chico con discapacidad intelectual moderada, para que la conselleria de Educación le deje matricularse en un grado de FP de Jardinería. Ese abrazo espontáneo, cargado de amor, resume lo que representa una asociación como Apies, los fuertes vínculos que tejen las personas que están detrás a base de ayudar a los demás. Pablo ve sufrir a Lola y no le importa que 200 personas abarroten el auditorio, sube a abrazarla porque no puede soportar verla llorar y no reconfortarla. Otro abrazo conmovedor y espontáneo, de esos que tanto enseñan: la activista feminista Amelia Tiganus explica a estudiantes de 14 a 16 años cómo las agresiones sexuales, la vulnerabilidad, el machismo, la pobreza, los proxenetas, la condujeron al infierno de la prostitución cuando aún era menor de edad. Al final de su testimonio, tres chicas se le acercan y una le pregunta: «¿Te puedo dar un abrazo?». Ojalá siempre tengamos cerca a personas que nos abracen así, como Pablo, como esta adolescente. Con esa empatía. Con esa humanidad.

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