Diario de Ibiza

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Pep Toni Roig Roselló'

Es porc pes port

Avui he recordat una fotografia, de Cas Oorthuys, de 1962, ben curiosa, d’ un home ben vestit, que caminava per davant de sa Pensió España amb un porc negre lligat d’una corda, prop des Racó des Port. Passejava amb s’animal de companyia?

Imagen insólita, de los años 60 tal vez. En esa foto publicada en redes sociales, se comentaba la vida tranquila, y las peculiaridades de los vecinos y visitantes que daban vida al Port de Vila. Por una parte, la vida tradicional, la actividad portuaria, el tráfico de viajeros y mercancías, los pescadores, sus redes, sus barracas. Y por otra parte, la vida novedosa, el turismo, que de día y de noche convivían alegres en aquella zona que era el punto neurálgico de la ciudad. Es Moll de Vila era el escenario de lo que llegaba y marchaba de la isla.

Ahora esa zona se está reordenando. Y es una oportunidad que debemos aprovechar. Todo es posible porque todo está por hacer.

Hay que ser muy sensible para tomar las decisiones de qué, dónde, cómo y por qué se reordenan los usos en una zona tan grande, rentable y compleja. Desde es Muro hasta el muelle comercial Ro-Ro, ahora hay sitio para el atraque de cruceros, para grandes y medianas esloras, habrá un edificio en es Martell (ahora tapiado en planta baja) con una cubierta mirador fabulosa, hay una marina deportiva, van y vienen las barcas de Formentera, pervive es Club Nàutic, desde hace casi un siglo; hay un varadero, y un poco más allà sa Confraria de Pescadors, que celebra su centenario. A su lado, la Cruz Roja del Mar y Salvamento Marítimo dan paso al muelle comercial, gran explanada a la que pocos cargueros llegan hoy en día.

Del seguimiento del procedimiento de ordenación del puerto, en general queda meridianamente claro que la premisa de protección y enriquecimiento de los barrios históricos de la Marina, sa Riba y sa Penya no están siendo atendidos. Y esta premisa debe ser primordial, por encima de cualquier otra razón. Así obliga la Ley de Patrimonio Histórico, a todas las Administraciones Públicas. En este caso, Ajuntament de Vila, Consells Insulars d’Ibiza i de Formentera, Autoritat Portuària de Balears y Ministerios varios (de Cultura y de Transportes, con los variopintos nombres que sean en cada legislatura les corresponda). Porque el Núcleo Histórico-Artístico declarado en 1969 abarcaba los barrios históricos hasta el cantil del puerto. Y el plano con el que se declaró, de 1965, grafiaba -y sigue grafiando- irrefutablemente una línea hasta este cantil del mar. Hasta el agua.

Se han observado movimientos silenciosos que resultan incomprensibles. Y también se han notado silencios clamorosos de las Administraciones insulares a un informe de la Abogacía del Estado que intenta justificar, en contra de toda lógica, que aquel plano de 1965 no incluye la zona entre la fachada de los edificios y el cantil del puerto. Porque lo que se pretendía proteger hace más de 50 años eran las murallas, las calles y los edificios blancos. Insistiré: el plano es el que es, y la línea llega al cantil, por mucho argumentación jurídica que quiera añadirse. Ese plano es una imagen, y no se vence ni con mil ni con un millón de palabras. Es Núcleo Histórico-Artístico desde 1969 hasta el cantil del puerto, hasta el agua, con su pavimento de piedra y sus norays incluidos. Tal cual lo dijo la ponencia de Pepri en 2014.

Las Administraciones públicas ibicencas, Ajuntament

y Consell, han obviado los informes técnicos de sus ponencias, que han determinado, que en efecto -y como no puede ser de otra manera, porque entraríamos en un absurdo contra el plano- la zona portuaria entre la fachada de las casas, de la Marina y sa Riba, y el cantil del puerto, es decir, es Moll, y desde es Muro hasta es Racó des Port, incluyendo es Martell son bienes protegidos por las leyes de Patrimonio Histórico, la ley estatal y la ley balear. Y por tanto, lo que en esta zona des Port se pretenda ordenar, reordenar o edificar, con los usos que se propongan, deberán atender imperativamente a estas leyes de Patrimonio Histórico, por encima de cualquier otra consideración funcional o económica.

Liberada la Autoritat Portuària de Balears de cualquier control, se ha ejecutado una reforma integral de este espacio portuario. Es Moll ha sido completamente reconstruido, y se ha ejecutado en es Martell una plaza pública elevada, y por debajo de ella, existe un espacio tapiado sin uso. Técnicamente, ahora mismo, no es un edificio. Y no podrá ser un edificio, no podrá contener uso alguno ese espacio tapiado, porque sin Plan Especial aprobado, no puede edificarse. Porque contravendría la sentencia 461/1999, que así lo describe claramente. Existe aprobado definitivamente el plan de usos (DEUP) y la dársena de Levante, donde ahora se vuelve a subastar la concesión para grandes esloras, tiene uso mixto aprobado, es decir, lo mismo comercial que deportivo.

Y lo que más preocupa es que ninguna de las premisas expuestas, ninguno de los preceptos legales que determinan las Leyes de Patrimonio Histórico y la Ley de Puertos (Texto Refundido, Real Decreto Legislativo 2/2011), se están teniendo en cuenta por la Administración que es responsable en primera instancia, l’Autoritat Portuària, para proponer una solución a la reordenación del Puerto. Puede resultar obvia la conveniencia económica, por su rentabilidad, de este nuevo puerto que se pretende consolidar, pero no atiende a una lógica de cumplimiento riguroso de la normativa vigente.

La Ley de Puertos determina muchos motivos, y está redactada para todos los puertos de interés estatal de España. Y a partir de ella, se debe observar cada puerto en concreto, con sus peculiaridades. El puerto de Ibiza está por las Leyes de Patrimonio Histórico. Es un puerto de bahía, con 2600 años. Y por tanto, se deberá cumplir la Ley de Puertos, claro que sí, pero tambien las de Patrimonio Histórico. Y la solución a esta reordenación deberá contemplar la mejor forma de proteger y enriquecer este Patrimonio Histórico.

Resulta que el concepto de Patrimonio Histórico en el texto de esta DEUP aparece sólo una vez, en relación a las terrazas que Erwin Broner diseñó para el Bar en la fachada marítima, ya desaparecidas. Es cierto que la DEUP contiene apartados que describen la evolución histórica del puerto, pero la solución planteada no analiza las influencias que los usos propuestos tienen en los barrios tradicionales, ni en positivo ni en negativo. Así pues, la solución que se propone, y que viene consolidándose sin los planes que lo sustenten, no atiende a razón alguna de influencia al Patrimonio Histórico.

La Ley estatal de Patrimonio Histórico 16/1985 es absolutamente clarificadora del motivo primordial que debe cumplirse en la reordenación del puerto. Dice ya en su segunda frase que «la protección y el enriquecimiento de los bienes que lo integran constituyen obligaciones fundamentales que vinculan a todos los poderes públicos, según el mandato que a los mismo dirige el artículo 46 de la norma constitucional».

Ningún otro motivo es más importante que la protección y el enriquecimiento de los bienes que integran el Patrimonio Histórico. Ni la DEUP ni el Plan Especial que ha redactado la APB cumplen con la obligación fundamental de esta ley. Y por tanto, corresponde a los otros poderes públicos, Ajuntament y Consell Insular, reconducir estos planes para encontrar la mejor solución posible, entre todas las que existan, para proteger y enriquecer los Bienes de Interés Cultural, que son Patrimonio Histórico, de los barrios de la Marina, sa Riba y sa Penya.

Estos barrios son una joya de la isla, y la oportunidad de reordenar el puerto puede significar su revitalización. A ello nos debemos dedicar.

Aquell home que portava es porc negre no el passejava amablement. El portava a s’escorxador. D’alguna manera, as port de Vila li passa una cosa semblant, algú diu que el passeja, però potser el vol portar també a vendre. I no s’ha de vendre res. Sa Platja des Duros la vàrem sacrificar per fer possible sa recuperació des Moll per a sa ciutat. Tampoc és possible revendre es lloc Club Nàutic.

Voler l’impossible ens cal, i no que mori el desig.

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