Diario de Ibiza

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Miguel Ángel Riera

Círculos del silencio

Este viernes pasado se iniciaron de nuevo los círculos del silencio. Acción social que pusieron en marcha en el 2011 diferentes personas comprometidas por medio del arte y de la cultura para dar luz a los que no tienen voz, de una manera muy especial los migrantes. Personas, como tú y como yo, que ponen sus vidas en riesgo para poder llegar a nuestras costas para mejorar sus condiciones de vida y que muchas veces tan solo encuentran la muerte, cadáveres que el mar arroja a nuestras playas para la vergüenza de la humanidad.

Convocatoria en silencio, por aquellos que no tienen voz. Una manifestación silenciosa que habla por sí sola. Porque interpela. Porque los gestos tienen, a menudo, más valor que muchas palabras vacías, que promesas incumplidas, que discursos vanos que llenan el espacio y vacían las esperanzas.

Una convocatoria para, como dice su coordinadora, «meditar, rezar, pensar qué podemos hacer ante tanta violencia». En esos espacios silenciosos se provocan encuentros, diálogo, miradas, abrazos, «es una red; hay gente que vuelve, al cabo de los años, y te dicen que les ha cambiado la vida».

Necesitamos espacios de dialogo, de acogida, de encuentro. La violencia nos provoca, nos hace vivir en un estado de ansiedad por el cual enseguida saltamos, nos inquietamos y provocamos más violencia todavía.

Silencio que comunica. No es callarse ante las injusticias, es alzar la voz silenciosa, es interpelar conciencias. El chillido, la crítica, el insulto es algo que sale solo. No hace falta prepararlo. El respeto, la ternura, el diálogo son fruto de un esfuerzo. Cuánto nos queda por aprender, cuánto nos queda por compartir, cuánto nos queda por descubrir en el otro. Aprender de todos aquellos hermanos que las guerras, el hambre, la pobreza desplaza y les echa fuera de sus tierras.

También nuestros antepasados experimentaron estas realidades. No sé si cuando salieron se encontraron muros, vallas, alambradas, pero sí sé que muchos volvieron dando una pequeña seguridad a los suyos, otros se quedaron en aquellas tierras que les acogieron, otros también fueron víctimas de la incomprensión, pero ante todo esto nos queda siempre el silencio que habla, el silencio que transmite una esperanza.

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