El problema del taxi en Ibiza deja en evidencia, a mi entender, uno de los principales obstáculos que tiene la isla para progresar adecuadamente y para afrontar los tremendos y vitales retos de los próximos años, sobre todo en cuanto al medio ambiente se refiere. Y apliquen la siguiente reflexión a todo el transporte público, a la gestión del suelo y del agua, a la seguridad y a la limpieza, por poner varios ejemplos. Esta roquita maravillosa de apenas 572 kilómetros cuadrados, además de disfrutar en verano de la mayor densidad de cretinos por metro cuadrado del planeta, tiene nada menos que seis instituciones: cinco ayuntamientos y, por encima de todos, el Consell, para dar servicio, pero en la mayor parte de los ocasiones para marear, a sus 151.827 habitantes (a uno de enero de 2021). Casi nada. El Consell, como organismo supramunicipal, intenta ahora buscar una solución insular para controlar al caprichoso y, desde luego, se pongan como se pongan, insuficiente servicio del taxi. Pero ¡albricias!, se topa con el recelo de algunos ayuntamientos. ¿Se imaginan un solo organismo público para controlar la policía, el suministro del agua, la limpieza de la isla, el transporte público o la gestión del suelo? Me tiemblan las piernas...
