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David Álvarez Cayuela

También es una irresponsabilidad afirmar que la huelga es una irresponsabilidad

En estos tiempos tan turbulentos, post pandémicos, con todas las incertidumbres y amenazas generadas por la Guerra de Ucrania, donde las empresas energéticas obtienen unos beneficios desorbitantes que nos empujan a una inflación galopante… En un país donde el 27,8% de la población está en riesgo de pobreza según el INE, donde las grandes empresas hacen casi lo que les da la gana, con beneficios fiscales que ya querría para sí un autónomo…

Resulta que una directora comercial de Iberia Exprés, perteneciente al Grupo Iberia, afirma que “la huelga es un derecho, pero ahora también es una irresponsabilidad”. Para contextualizar la cita, se debe indicar que fue a raíz de una entrevista publicada en el Diario de Ibiza el viernes 26 de agosto de 2022, ante el anuncio del sindicato USO de acudir a la huelga si no se alcanza la subida salarial reclamada ante el nuevo convenio que se está negociando para la tripulación de cabina.

Me gustaría saber cuándo les va bien a las élites empresariales y grandes corporaciones de este país, subir el sueldo base de las personas trabajadoras, ¿cuándo les va bien recuperar los convenios que la reforma laboral de Mariano Rajoy permitió que caducaran y no se han recuperado? ¿Cuándo les va bien para cumplir con la prevención laboral y evitar el aumento de la siniestralidad laboral? ¡336 fallecidos a 31 de julio de 2022, 57 más que todo el 2021!

A las élites empresariales nunca les va bien recuperar y obtener derechos para la clase trabajadora. La masa trabajadora siempre es ofrecida como sacrificio en aras de la economía. Padres y madres trabajadoras que deben estar dispuestas a apretarse un poco más el cinturón y conseguir que la economía doméstica alcance el final de mes.

A las corporaciones energéticas, que hinchan sus arcas de beneficios a costa de las economías familiares, les da exactamente lo mismo que las familias no lleguen a fin de mes para poder pagar la factura de la luz.

A la Banca no le va bien tener oficinas presenciales para atender al público al tiempo que cobra comisiones de mantenimiento mientras que ha despedido a miles de personas trabajadoras.

A la CEOE no le va bien que las personas trabajadoras puedan pasar el mes sin apreturas porque han cobrado en nómina todas las horas reales trabajadas con un contrato y dados de alta en la Seguridad Social.

Hemos pasado una pandemia en la cual, a las personas trabajadoras (y no trabajadoras), nos impusieron restricciones de toda índole y que mayoritariamente fueron acatadas, al tiempo que se filtraban por la prensa las fiestas y desmanes de una alta sociedad a la cual parecía que la pandemia no iba con ella. Quien tuvo que encerrarse en casa se encerró, quienes tuvieron que ir a trabajar fueron a trabajar…

¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo y hasta cuánto van a soportar las personas trabajadoras las tropelías y afirmaciones del personal directivo del entramado empresarial español que sufraga partidos que nos quieren someter más aún?

Estamos como ranas en una olla de agua tibia en la que nos van calentando y adormeciendo al tiempo que normalizamos una situación que cada vez es más precaria sin querer despertar de un sueño irreal para no ver la realidad que nos rodea: cambio climático, PP corrupto, especulación inmobiliaria con fondos buitres, Banca abusiva, Justicia lenta, Sanidad Pública amenazada, inmensas desigualdades salariales entre las cúpulas directivas y la base trabajadora…

Según la citada frase, nunca hubiera sido el momento para hacer rodar la cabeza de un rey traidor a su pueblo, o realizar una revolución para frenar una guerra que, como todas las guerras, era un despropósito para las personas de a pie.

El derecho a la huelga es un derecho inalienable de la clase trabajadora, querer criminalizarla y evitar que se produzcan por abrazarse a los intereses económicos o por un españolismo mal entendido es mucho más irresponsable que las justas reclamaciones de sindicatos y grupos activistas que aspiran a una sociedad más justa, equitativa y sostenible.

También es una irresponsabilidad afirmar que la huelga es una irresponsabilidad.

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