El relato bíblico de David contra Goliat es una historia fascinante, pero falsa en realidad porque es simplemente una fabulación, como todos y cada uno de los argumentos falsos o absolutamente retorcidos que la directora editorial del Grupo Prensa Pitiusa esgrime en un artículo contra Diario de Ibiza publicado el domingo en el Periódico de Ibiza y Formentera. Es una patética estrategia del calamar: escupir tinta para emborronarlo todo y así tratar de confundir a los lectores bienintencionados, proporcionar argumentario a políticos indecisos y enardecer a la parroquia de incondicionales.

Desmontar una por una esa sarta de falsedades era una opción tentadora, pero sería caer en la trampa y dejarse arrastrar al marco mental de la “guerra de medios” que quiere imponer el Grupo Prensa Pitiusa (GPP) para justificar su conducta y obviar lo más importante en todo esto: la falta de respeto a la audiencia que evidencian algunas instituciones públicas.

Los medios de comunicación pitiusos no guerrean, simplemente compiten en los quioscos, en Internet o en las ondas. No hay tal “guerra de medios” porque las discrepancias de Diario de Ibiza no son con el Periódico de Ibiza y Formentera ni con la TEF, sino con la forma que tienen algunos organismos insulares de repartir el dinero público destinado a la publicidad institucional. Si la dirección del GPP se siente atacada cuando alguien reclama a las instituciones sus derechos legales y un reparto justo basado en criterios objetivos, será porque ve amenazados los desmesurados ingresos que ha obtenido hasta ahora mediante unos criterios discrecionales y subjetivos que sobrevaloran su audiencia a costa de subestimar la de los demás medios.

El discurso que mantiene Diario de Ibiza, en público y en privado, es y ha sido siempre el mismo, aunque haya responsables institucionales que lo desvirtúen con versiones sesgadas para autojustificarse. Se basa en unos planteamientos elementales, fáciles de entender, aunque no sirvan para quienes ya tienen la voluntad preconcebida de favorecer a un medio al margen de su audiencia, como lleva años ocurriendo. Veamos:

1. Las instituciones deciden si deben gastar dinero o no en los medios para comunicar cuestiones que consideran de interés para los ciudadanos. Si alguna prefiere no destinar nada a publicidad institucional, nuestro mayor respeto, pero si opta por invertir en ella, entonces esos fondos públicos han de distribuirse en proporción al peso que tiene la audiencia de cada uno de los medios, con arreglo a la Ley de Publicidad Institucional de Baleares.

2. Diario de Ibiza ha trasladado a algunas instituciones que, por coherencia, no puede admitir para determinar la audiencia de la prensa impresa y de las emisoras de radio los datos que suministra la empresa balear IBES (dedicada al análisis de la opinión pública y los estudios de mercado), utilizados al menos por el Consell de Ibiza y los ayuntamientos de Santa Eulària y Sant Antoni. No existe el menor inconveniente, en cambio, en que se usen los estudios del IBES para la audiencia de la televisión local TEF, detalle que omiten intencionadamente quienes nos quieren arrastrar a la guerra de medios. Entendemos que para una televisión local es demasiado gravoso acceder al medidor de referencia de la audiencia televisiva en España, la multinacional Kantar. Pero del mismo modo que no tenemos ningún interés en imponer la medición de Kantar a la TEF, no hay razón tampoco para imponer la del IBES a las demás tipologías de medios, que tienen ya otras entidades de medición independientes, solventes y compartidas.

Los reparos hacia los datos del IBES para la prensa y la radio se basan en que ya existen dos medidores de referencia admitidos y aceptados en España por la inmensa mayoría de medios, entre ellos Diario de Ibiza y el Periódico de Ibiza y Formentera: la Oficina de Justificación de la Difusión (OJD), para la prensa impresa y digital, y el Estudio General de Medios (EGM), para la radio. No es así por un capricho de Diario de Ibiza, sino porque son entidades cuya metodología está avalada y aceptada por todos los actores del sector.

3. Diario de Ibiza considera injustos los repartos de publicidad institucional que sólo tienen en cuenta la difusión de las ediciones impresas y no valoran de ninguna manera la audiencia de sus ediciones digitales, que es donde se concentra en el mundo de hoy la inmensa mayoría de los lectores. La defensa de este criterio vale tanto para los 93.071 navegadores únicos de media que ha tenido diariamente la edición digital de Diario de Ibiza en lo que va de año como para los 38.785 que acredita el Periódico de Ibiza y Formentera en el mismo periodo. En un reparto publicitario basado en criterios objetivos, ambos deberían recibir más inversión que otro medio con una audiencia de 19.000 personas, por mucha televisión que sea. En pleno 2022, no se puede despreciar la audiencia digital de la prensa como si no existiera.

4. Nadie discute que las instituciones puedan programar su inversión publicitaria por tipología de medios, pero ese reparto debería ser equitativo y proporcional a la cuota que cada tipología tiene en el conjunto de la audiencia. Eso de que, al ser la única televisión local, la TEF “no entra dentro de ninguna comparativa”, como afirma la directora editorial del GPP y responsable de sus medios audiovisuales, es una pretensión delirante, que no puede invocarse de buena fe. Ni la televisión como tipología ni la TEF por ser única en las Pitiusas pueden estar sobrefinanciadas con respecto a la audiencia que tienen sobre el conjunto de los medios. ¿Por qué razón la televisión local habría de llevarse más inversión publicitaria que la prensa local o la radio local pese a tener menos audiencia? Las respuestas obtenidas en las instituciones o las que apunta el artículo para justificar lo injustificable darían para una antología del disparate.

El Grupo Prensa Pitiusa considera que poner estos criterios sobre la mesa de los responsables institucionales es un “enloquecimiento”, una “obsesión por hundir a la competencia”, una “manipulación”, una “campaña de velada extorsión” (¡ellos hablando de extorsiones!), un “intento de amedrentar” y unas cuantas lindezas más del mismo calibre que hacen que Diario de Ibiza esté “derivando hacia una decadente caricatura de sí mismo”, en palabras de esa directora editorial cuyo rigor informativo ya quedó acreditado judicialmente, que comienza su artículo proclamando que “nunca” se le ocurriría “desprestigiar ni menospreciar a Diario de Ibiza” para desmentirse a sí misma en los párrafos siguientes. En su misma diarrea argumental figura también la de atribuir burdamente a Diario de Ibiza las críticas, las interpretaciones y los datos contenidos en un comunicado del grupo PSOE-Reinicia de Sant Antoni, que sólo a ellos les pertenecen; es otra cortina de humo más y un intento de extender la inexistente guerra de medios a la política, a la batalla partidista y a las luchas de poder, donde jamás nos van a encontrar.

Diario de Ibiza viene diciendo lo mismo desde hace años en todos los despachos donde ha sido preciso, sin tratar de imponer nunca nada con el mazo mediático y sin que los responsables públicos que han hecho caso omiso hayan tenido que soportar jamás ninguna de las consecuencias que otros aplican sin escrúpulos a quienes no pasan por caja o se pliegan a sus deseos. No es ni será nuestro estilo. Ahora bien, tampoco renunciaremos a la persuasión argumentada, a defender que nuestros lectores en papel y web, igual que los del Periódico de Ibiza y Formentera o los de las emisoras locales de radio, valen tanto como los espectadores de la TEF, porque confiamos en que algún día acabe imperando la equidad y cese el trato de favor para sobrefinanciar al GPP por la puerta trasera de su televisión local.

Por lo demás, puede estar tranquilo el Grupo Prensa Pitiusa acerca de la economía y el futuro de Diario de Ibiza, que tanto le preocupan. Los muertos que vos matáis gozan de buena salud, hizo decir Corneille a un personaje de su comedia ‘Los mentirosos’. La frase y el título de la obra vienen aquí al pelo. Resulta curioso que una directiva de medios de comunicación tenga una visión tan desenfocada de la realidad como para presumir alegremente de que el Periódico de Ibiza “pisa los talones” a Diario de Ibiza, que en julio tuvo más del triple de audiencia diaria, con una diferencia entre ambos de más de 102.000 navegadores únicos. Con tanta agudeza visual, cuesta poco imaginar lo atinadas que están el resto de sus apreciaciones.