Domingo de tregua entre las fiestas de Santa María de las Nieves y San Ciriaco, patronos de las islas de Ibiza y Formentera. Bajo un calor sofocante estamos festejando los días que nos recuerdan nuestra identidad y nuestras raíces. «Set segles fa que sou patrona nostra» Siete siglos desde la reconquista, que devolvieron su identidad a estas islas, que desde el siglo V se fueron configurando desde su identidad cristiana.
En la visita espiritual a la Santísima Virgen rezamos por el respeto y la convivencia de tantas razas, culturas y religiones que convivimos en ellas. El respeto que pasa por el cuidado de cada uno de nosotros, de nuestros familiares, amigos, de los más necesitados y del entorno. Como bien nos recuerda el Papa Francisco “todo esta conectado”. No podemos dejar de celebrar fiesta pero recordando la fragilidad de nuestra sociedad que pone de manifiesto las desigualdades y el sufrimiento de tantas personas que ven sus derechos fundamentales vulnerados.
Mientras engalanamos nuestras calles y plazas con lo mejor de nosotros mismos, con espectáculos culturales y musicales, continúan muchos llamando a las puertas de Cáritas y de tantas instituciones que quieren dar una respuesta a las necesidades de los más débiles. Pero nuestra respuesta es débil. Ante el problema que azota a nuestras islas que desbordan opulencia, ante del problema de la vivienda, no podemos hacer nada. Casos que nos hacen sufrir mucho, vecinos que se ven en la calle con familiares enfermos, con niños pequeños, en situaciones realmente penosas y solo podemos escuchar y seguir llamando a las puertas de los que tienen la obligación de dar una respuesta.
Entre las noticias de cómo se desarrollan las fiestas entre abanicos y sudores, una que anuncia que la ley de vivienda continúa bloqueada por falta de acuerdo entre partidos. Un proyecto de ley que se tramitó por vía de ‘urgencia’ y lleva desde abril a la espera de que la comisión correspondiente reactive los trabajos. Cómo se nota que los que forman la comisión tienen asegurada su vivienda y su sueldo. Su ‘urgencia’ es mucho más relativa que la de centenares de personas que siguen buscando una solución a su problema, mientras que los responsables disfrutan de sus ‘merecidas’ vacaciones.
