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David Ventura

Para empezar

David Ventura

Más periodismo

Este oficio se ha vuelto en convertir en objeto de críticas tras la difusión en los medios nacionales de unos audios en los que se demuestra que algunos periodistas participaron activamente en la maquinaria de las cloacas del Estado para influir políticamente. De la misma manera que hay políticos corruptos, abogados corruptos o policías corruptos, también hay periodistas corruptos, y es sano admitirlo. Todo aquel que conozca este oficio sabe lo complicado que es transitar en el alambre sin caer ni mancharse, y las presiones y los dilemas morales que uno debe afrontar en su día a día. Cualquier periodista honesto se cuestiona todo lo que hace, tiene cíclicas crisis de fe en su oficio y continuamente duda, y esto es lo que nos permite permanecer éticamente despiertos. Tengo claro cuáles son los periodistas ya perdidos sin remisión y son aquellos que nunca ponen en cuestión nada del oficio. Aquellos que se exaltan, se pegan golpes en el pecho y proclaman que «somos la salvaguarda de la libertad de expresión», que se regodean ufanos en decir que «sin ellos no habría democracia» y que se jactan de tener el «sagrado deber de contar la verdad». Esos mequetrefes que en sus delirios se creen Woodward y Bernstein, que te perdonan la vida… esos, los que nunca dudan, son los peores.

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