Diario de Ibiza

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El sistema de concesión de becas ya estaba enfermo, pero Ayuso ha acabado de rematar al paciente, consiguiendo que el dinero público pague lo privado. Ya se empezó hace tiempo, subvencionando a las familias que elegían guardería privada, y ahora el despropósito llega a Bachillerato y a la Formación Profesional.

Familias con ingresos superiores a cien mil euros podrán disfrutar de becas para llevar a sus hijos a la enseñanza privada, becas que pagaremos todos, no el Estado en mayúscula, como algo abstracto que se puede exprimir en busca de votos.

Ayuso defiende su idea arguyendo que los padres deben tener libertad para elegir centro. Lo que ella no dice es que ese derecho siempre ha estado garantizado, y que los padres son libres de escoger, si están dispuestos a abonar la diferencia.

Lo que no parece tan claro es que tengamos que pagar entre todos la decisión de optar por la enseñanza privada, sobre todo teniendo en cuenta que la pública ofrece plazas de sobra. Resulta sangrante que se recurra al dinero común para ayudar a quienes no quieren beneficiarse de las ventajas comunes.

Para convencernos, la presidenta madrileña recurre a una verdad como un templo: la falta de ayudas a la clase media, y la esgrime como un arma que sabe que va a dar en el blanco. Porque el sistema de ayudas está enfermo, porque muchas veces se conceden becas a alumnos que ocultan sus ingresos o no han estudiado ni una página, mientras que otros alumnos brillantes se quedan sin ellas a pesar de merecerlas mucho más.

Porque a veces se engaña en la declaración, se miente en el patrimonio, y se premia la falta de esfuerzo en lugar de penalizarlo. Pero esto no se soluciona con el maná del dinero público para todos, sino con un sistema que garantice que quien de verdad lo necesita reciba todo el apoyo posible, mientras que ahora, recibe mucho menos porque el dinero se escapa en las grietas provocadas por quienes engañan u ocultan para beneficiarse sin que les corresponda, creyendo que público significa sin control.

Y así andamos, con alumnos que tienen que buscarse un trabajo para seguir estudiando, otros, que ni estudian ni trabajan porque tienen ayudas sin merecerlas, y Ayuso que ha rizado el rizo, y en lugar de sanear el sistema, lo agrava.

Ahora no solo habrá menos dinero para quien más lo necesita, sino que este tendrá que compartirlo con quienes falsean la declaración de la renta y con quienes no tendrán necesidad de falsearla porque pagaremos su elección de centro entre todos, incluso entre los que no pueden elegir nada.

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