Diario de Ibiza

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Valles,-Rita

Un Picasso en el avión y otras historias

Si en algún sitio andan ya curados de espantos los guardias civiles es en Ibiza. Este verano postpandémico han vuelto los turistas, las aglomeraciones, la fiesta... y los delitos. La isla atrae a los ricos y estos, a su vez, son un imán para ladrones. Y de manera especial los futbolistas. Esa especie capaz de dejar en la mesilla de noche, donde los mortales colocamos el vaso de agua, la pastilla para dormir y las gafas, joyas y relojes de millones de euros. O de vaciarse los bolsillos de calderilla y que les caigan billetes de 500 al suelo. Con pocos días de diferencia, han asaltado en Ibiza la casa en la que Verratti pasaba sus vacaciones y la del madridista Fede Valverde, cuya esposa ha contado los intríngulis del robo con todo lujo de detalles en sus redes sociales. En todos estos asaltos tan mediáticos sobrevuela una figura a la que en el argot policial llaman ‘el santo’. Son personas que forman o han formado parte del servicio o del equipo de seguridad y que guían a los delincuentes para cometer los robos. Vamos, que lo del mayordomo culpable tiene fundamento. Aunque a mí, lo que más me ha sorprendido hasta ahora es la historia del tipo que bajó de un avión procedente de Suiza con un (presunto) Picasso bajo el brazo como quien lleva la barra de pan. Mucha jeta set es lo que hay.

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