Diario de Ibiza

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Emma Riverola

Necrosis

Más de 30 muertos, número aún sin confirmar. Hemos visto sus cuerpos. Tirados ahí, en el suelo. De la tierra vienes y a ella regresarás. Y te será vedada la única que anhelabas. Esa que te permitiría enraizarte. Tierra fértil. Mueres tú y se necrosa un punto de nuestras democracias. Apenas se ve. Imperceptible. Sobre todo, si no se mira. Porque hasta en las guerras, el hambre y las violaciones hay clases. Y decidimos quiénes son los nuestros.

En la infamia de una mal llamada seguridad subcontratamos a los guardianes de las fronteras. Llámese Marruecos o Libia. Tanto da. Como si así quedáramos limpios de responsabilidad. De sus muertes de ahora, de sus vidas de antes. Hambrunas causadas por la crisis climática que provocamos, recursos esquilmados por nuestras compañías y, ahora, la guerra de Putin. ¿Cuántos muertos somos capaces de ignorar en nuestras fronteras? ¿Cuántos puntos necrosantes aguantaremos hasta que el autoritarismo, alentado por el miedo y el odio, acabe pudriendo nuestro modo de vida? Nuestra impavidez parirá un mundo que decidirá si nuestros hijos son élite o material desechable. La vida es un derecho básico. También la seguridad y la libertad. Al menos, sintamos vergüenza. Y responsabilicémonos.

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