El acceso por carretera al aeropuerto de Ibiza se colapsa cada vez con más frecuencia, hasta el punto de que hay viajeros que quedan atrapados en las retenciones de la autovía y pierden sus vuelos por no poder llegar a tiempo al embarque. Ya lo han denunciado los taxistas, porque repercute directamente en su actividad profesional, pero también hay multitud de particulares afectados. Es inaceptable que esto pueda ocurrir en un destino turístico de primer nivel y en un aeropuerto internacional que está entre los más importantes de España.

La intensa actividad que registra la terminal ibicenca durante el verano supone que miles de usuarios tienen que acceder a ella diariamente. Esa afluencia masiva origina un tráfico rodado que acaba en un cuello de botella. Los colapsos se producen especialmente al final de la tarde o primera hora de la noche, en momentos de mucha concentración de vuelos nacionales y alta afluencia de vehículos privados que, simplemente, acuden a dejar o recoger pasajeros, para lo cual ni quieren ni necesitan recurrir al aparcamiento de pago. En el recinto hay un espacio especialmente habilitado para ello, bautizado con la fórmula inglesa ‘Kiss & Fly’, que en el último año ha sido ampliado para dotarlo de un segundo carril y más plazas de estacionamiento temporal. Sin embargo, esta reforma no ha servido para dar más fluidez al tráfico, sino que ahora simplemente hace mayor la aglomeración al haber ampliado el número de vehículos que aguardan allí la llegada de algún viajero durante el tiempo que sea necesario. El espacio está ya acondicionado para obligar a los conductores a que su estancia sea breve, al igual que se ha hecho también en otros aeropuertos importantes de España, pero el sistema técnico de barreras, dispensadores de tiques y lectores de matrículas que ha de regular el acceso y un tiempo máximo de permanencia, sigue sin funcionar.

Cuando esa zona se llena, el simple tránsito por ella se hace casi imposible y entonces es cuando se producen retenciones y colas que acaban siendo kilométricas para llegar al aeropuerto y en las que se ven afectados por igual el transporte público -autobuses, taxis o autocares de servicio discrecional- y el privado. Es decir, el acceso a una infraestructura de transporte esencial para la isla queda colapsado por una mala gestión del tráfico y de las instalaciones aeroportuarias.

AENA, el Ayuntamiento de Sant Josep y la Guardia Civil de Tráfico deberían tener diseñado un plan de actuación para evitar que estas retenciones lleguen a producirse y para resolverlas con celeridad cuando no hayan podido evitarse. Se da la circunstancia además de que, cuando surgen estos bloqueos, el gran aparcamiento para autocares situado a la salida de la terminal suele estar prácticamente vacío o incluso cerrado. Es incomprensible que en caso de colapso no se desvíe la caravana de acceso al aeropuerto, en la última rotonda de la carretera, hacia ese aparcamiento, para evitar que sigan entrando vehículos en la ratonera del ‘Kiss & Fly’ y se pueda descongestionar la vía.

El aeropuerto es la gran puerta de entrada y salida de Ibiza y el destino de la mayor parte de la inversión que el Estado hace en las Pitiusas, así que hay que ser muy exigentes con su funcionamiento, comenzando por las instituciones locales. Es una instalación por la que pasan millones de visitantes cada año y que no sólo es fundamental en la conectividad de la isla, sino que juega también un papel muy relevante en su imagen turística. La imposibilidad de llegar a tiempo a la terminal a causa de unos colapsos de tráfico en el acceso o la frecuente falta de taxis a determinadas horas crean muchos contratiempos y dan muy mala impresión a los visitantes, así que deben corregirse cuanto antes estos problemas mediante la cooperación de todos los organismos involucrados, de modo que todas las instalaciones del aeropuerto puedan tener un funcionamiento ágil y eficaz, y presten un servicio que esté a la altura de la importancia que tiene Ibiza como destino turístico.

DIARIO DE IBIZA