Diario de Ibiza

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Emma Riverola

Descontento

Entre unos y otros, la casa sin barrer… y Catalunya adoleciendo de falta de infraestructuras. El Gobierno central incumple compromisos y el Govern se lía y se tropieza él solo. Al fin, los proyectos se colapsan y el descontento entre la ciudadanía crece, aún más cuando se vive en un perpetuo atasco de tráfico.

El ‘procés’ sirvió para que una gran parte de los catalanes se centrara en la ‘Gran Ilusión’ y relegara la batalla contra la estafa de la Gran Recesión. Y qué poco se luchó en contra de los recortes de Artur Mas, esos que aún arrastramos. Durante esos años, los partidos que no comulgaban con la independencia fueron tachados -entre otras lindezas- de antidemocráticos. En aquel mejunje populista identitario, el adversario fue convertido en enemigo traidor y se rompieron acuerdos políticos y sociales que sumaban décadas de entendimiento. El quiebro se produjo con una fuerza y rapidez inusitadas, había terreno abonado para la desafección. Pero la épica de entonces ahora suena huera y sus protagonistas han perdido el lustre de los héroes. Con unos partidos desprestigiados por su parálisis y otros por los ataques vividos, ¿qué vía de expresión encontrará el descontento actual y, aún peor, el que vendrá?

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