Diario de Ibiza

Diario de Ibiza

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Daniel Martín

El púlpito

Daniel Martín

Nostradamus

Todos hemos escuchado las predicciones de Nostradamus. Miles de interpretaciones se han hecho de sus líneas escritas en el s. XVI. Tenemos ese deseo de conocer el futuro, de saber lo que está por venir. Es curioso como el ser humano tiene siempre esta tentación: lanzarse con desesperanza a lo que vendrá con el gran peligro que conlleva no vivir lo que verdaderamente es. Así pensamos que en el futuro seremos felices, postergando el presente que es lo único real. Es cierto, hay que programar con cabeza porque no se puede vivir al día, sobre todo las familias con hipotecas, hijos y tantos gastos que nos consumen. Pero también es cierto que esa espera por el mañana nos ahoga, distorsiona y provoca la eterna infelicidad. Nunca tenemos suficiente, siempre queremos más. Nos lanzamos con una velocidad vertiginosa hacia el futuro y por la mañana ya pensamos en la noche y por la noche ya vivimos en mañana. Y así la vida se pasa olvidando el gran regalo del presente. Reuniones, conversaciones, silencios y pasos se nos antojan pequeños y sin sentido, queriendo llegar ya a la meta, para volvernos a sentir en el punto de partida. El antídoto contra este mal crónico es aferrarnos con todas nuestras fuerzas a lo que nos brinda ahora mismo la vida, sabiendo que nuestros pasos no serán ni tantos como quisiéramos ni tan pocos como nos angustia. Saborear, en este instante, ese silencio que a veces nos procura el pensamiento y nos abre a la certeza de saber que hoy es el único momento que nos ocupa realmente. Ya nos lo dice Jesús: «¿Quién de vosotros a fuerza de preocuparse podrá añadir una sola hora a su vida?»

Compartir el artículo

stats