Diario de Ibiza

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Gonzalez,-Elena

Para empezar

Elena González

Son los vítores, no el porno

Vivo en un país donde se aclama a los delincuentes. Pero si los aplausos de la plebe y las preguntas del corazón del periodismo vasallo al corrupto del rey emérito me producen vergüenza por la impúdica exhibición de ignorancia, atraso y servilismo, lo que de verdad me ha revuelto las tripas estos días han sido los vítores a los acusados de violar a dos niñas de doce y trece años en Burjassot. Jaleados y paseados a hombros al grito de «¡son unos guerreros! ¡Eso es lo que son, unos guerreros! ¡Y unos campeones!» tras su puesta en libertad vigilada. La vieja historia de siempre. Ellos, unos héroes y sus víctimas, unas ‘calientapollas’ que quieren arruinarle la vida a unos muchachos excelentes y que hoy están sufriendo una campaña atroz de ataques, vejaciones y comentarios humillantes en las redes, y en la calle, por «putas». Después de este espectáculo asqueroso, vienen encima los expertos a convencernos de que del incremento de las violaciones grupales denunciadas tiene la culpa la mala escuela del porno. Y una mierda. Es el machismo, también reflejado en la pornografía, que corroe una sociedad que todavía hoy exculpa al agresor y juzga a la chica, «que se lo ha buscado». Que con su linchamiento público busca silenciar a las mujeres agredidas y que lo está consiguiendo con cada una que calla por miedo al oprobio. Que se ensaña con dos niñas violadas, y vitorea a los delincuentes. 

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