Diario de Ibiza

Diario de Ibiza

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Aracey Robustillo

Culos

«Un culo es un culo. Miren hacia otro lado si no les gusta y sigan con sus vidas»

Un culo es un culo. Aunque, como en todo, siempre ha habido clases. El de Chanel Terreno, la representante de España en Eurovisión, no tiene nada que envidiarle a los de Beyoncé, Jennifer López o Shakira, y sin embargo, que ellas lo enseñen en el escenario, como hacen a menudo, se interpreta como un símbolo del ‘empoderamiento’ femenino; mientras que si la primera hace lo propio, se denuncia como sexista. Es el doble rasero de siempre. De los tontos de siempre, que aplauden al de fuera y condenan al de casa. Y ya cansa.

Ha pasado más de una semana desde que se celebrara el festival y más allá del tufo político habitual a la hora de entender las votaciones o de si hubo o no tongo, que al parecer, lo hubo, de lo que se sigue hablando es del pompis de la muchacha.

Y hay quien ha ido más allá. Ángela Escribano Mar, una doctora en Derechos Humanos, Democracia y Justicia Internacional por la Universidad de Valencia, dijo en un tuit que se hizo viral, que la canción y la actuación invitaban a las niñas a prostituirse. Y se quedó tan pancha.

Como en las tragedias griegas, el ‘coro’, que hoy en día son las redes sociales, amplió y reforzó el mensaje, dejando a ‘Chanel’ a los pies de los caballos. Y a un sinnúmero de supuestas ‘feministas’ les faltó tiempo para saltar a la arena mediática y buscar su minuto de gloria a costa de poner ‘peros’ a la cantante del ‘SloMo’. Gente como Adriana Lastra, Pilar Rahola y hasta Cristina Almeida, que se retrataron con sus críticas porque ellas deberían ser parte y no juez.

El filósofo Thomas Hobbes defendía que el hombre es un lobo para el hombre, pero para mi vergüenza, en ocasiones son algunas mujeres las más implacables depredadoras cuando de despellejar a sus semejantes se trata. Son esas supuestas defensoras de la imagen y la dignidad de las féminas las que más daño hacen. Porque insinuar sibilinamente que alguien parece una ‘puta’ por su manera de vestir o la letra de una canción que interpreta, es una actitud que les iguala peligrosamente a la ‘manada’. Y ese hecho en sí mismo, ya es una perversión repugnante.

Flaco favor le hacen estas ‘señoras’ a las de su género cuando condenan el impresionante trabajo de la joven, aplaudido por las masas en Europa y premiado con un merecido tercer puesto en el concurso, por mostrar una determinada parte de su anatomía, que sólo unos ojos sucios pueden sacar fuera de contexto en el conjunto del espectáculo. Pero así se escribe la Historia.

He visto hace solo unos días un documental sobre la vida y la muerte de Marilyn Monroe en Netflix. Y toda esta polémica sobre Eurovisión me lo ha vuelto a recordar. Mucho antes del movimiento ‘Me Too’ y de Weinstein, ella, que vivió en los tiempos en los que la sexualización de las actrices era el pan nuestro de cada día, tuvo que lidiar además con otros frentes, menos obvios pero igual de hostiles. Con los hombres, sí, que la deseaban y despreciaban a partes iguales; pero también con la envidia y la condena de muchas mujeres, que no supieron ni quisieron verla ni defenderla ni como igual ni como víctima.

Ha llovido mucho desde los tiempos que le tocó vivir a la pobre Norma Jean Baker, pero tanto no hemos avanzado cuando se vuelve a juzgar a una mujer por cómo viste o por los papeles o las canciones que interpreta. En esta España nuestra todavía queda ‘caspa’ para rato. Y hay a quien le gusta ir por la vida de ‘liberada’ y de ‘moderna’ hasta que sale a la palestra el «a mí no me representa» y entonces no dudan en entregarse en cuerpo y alma a la ‘caza de brujas’. Y así nos va.

Por suerte, frente a los y las ‘meapilas’ que señalan y condenan a cada ‘Chanel’, a cada ‘Rosalía’, o a cada ‘Lola Flores’, que apareció en el camino, hay otra parte de la sociedad que les aplaude y reconocen su ‘poderío’ y su individualidad. Ellos son la verdadera base que impulsa el cambio definitivo y real. Su coraje al alentar y celebrar la diferencia es el mejor caldo de cultivo para que un artista pueda desarrollarse y crecer. Los censores y los moralistas perdieron fuelle y peso. Un culo es un culo. Miren hacia otro lado si no les gusta y sigan con sus vidas.

Compartir el artículo

stats