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Trabajadores de usar y tirar

¿Qué estima va a sentir por Eivissa quien, tras una jornada demoledora, se ve obligado a hacinarse en un cuchitril que se traga su sueldo y del que lo pueden echar a patadas? Hemos alimentado la prosperidad, de algunos, gracias a las terribles cifras del paro en la península y la gran necesidad que tenía la gente de un empleo, por perras que fueran las condiciones con que se iban a encontrar aquí. Y si no les gustaba, había diez a la cola. Se les ha tratado como trabajadores «de usar y tirar» y respondido a sus quejas con que «nadie es insustituible». Una máxima útil tanto para quebrarles los huesos a las ‘kellys’ como para tener al camarero con jornadas de 12 o más horas y sin libranzas. Si además éste dormía en un coche, problema suyo mientras estuviera presentable para atender al cliente. A los ‘mursianus’ sobre cuyo esfuerzo se ha levantado la industria turística apenas se les ha reconocido su contribución. Ni a los que educan, curan, cuidan... Pocos se han quitado el sambenito de ‘forasters’. Y frente a la desesperación de no encontrar una vivienda digna, la obscena respuesta de los que defienden esta especulación suicida de que la isla «no ata a nadie» o que es demasiado exclusiva para «pelagatos», entendiendo por tales a los que viven de un salario. Pero nada hace a Eivissa tan especial como para que haya que pagar para trabajar en ella. Si falta personal es porque hoy muchos ya se han dado cuenta.

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