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Ana Bernal Triviño

No dejará de haber abortos

Estos días hemos sabido del borrador con la intención del Supremo de Estados Unidos de derogar el derecho al aborto, consagrado desde 1973. ¿Cómo se ha llegado hasta aquí, casi 50 años después? Votar de forma masiva a Donald Trump, quien hizo todo tipo de concesiones a los apoyos recibidos por ultrareligiosos en contra del aborto, fue clave. Durante su mandato prohibió fondos federales a las clínicas de planificación familiar que derivaran a centros abortistas, lo que perjudicaba a las más pobres. Y antes de irse, dispuso a una mayoría de jueces antiabortistas en el Supremo (seis sobre nueve) que son los que, ahora, pretenden impulsar esa anulación.

La pregunta es: ¿por qué prohibir el aborto en EEUU afecta a todas las mujeres? Podríamos hablar de cualquier otro país donde está prohibido, pero EEUU siempre es referencia. Asociaciones ultra religiosas y ‘lobbies’ contra los derechos de las mujeres financian este tipo de acciones en una regresión de nuestras libertades por todo el mundo. Y lo peligroso es que EEUU marque un rumbo a seguir, provocando una ola de “contagio” con una visión reaccionaria. A más extensión de este derecho, mejor para todas. Y a más derogación, lo contrario.

Ojo con España. Llevamos 11 años esperando la decisión del Tribunal Constitucional tras recurrir el Partido Popular nuestra ley del aborto. ¿Si ocurre en EEUU podría ocurrir lo mismo en España? Tanto en Estados Unidos, como en España, como en cualquier rincón del mundo, cualquier limitación deja una cuestión clara: eliminar el derecho al aborto no impedirá el aborto. Lo habrá, en peores condiciones, salvo para las mujeres ricas. En España, este mismo diario ya denunció cómo las menores sin permiso paterno compran pastillas en internet para abortar, expuestas a un riesgo mortal. Y esto ocurre aquí, al lado de su casa, o quizá en su propia casa. Si en los países más avanzados hay una regresión, imaginen en el resto. No es un viaje al pasado. Esto es puro presente. En parte, porque estamos dejando que así sea.

Ana Bernal-Triviño | Profesora de la UOC y periodista

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