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Miguel Ángel Riera

Por un trabajo digno

Iniciar el mes de mayo con el día del trabajador hace que a lo largo de toda la semana se vayan recibiendo y emitiendo diferentes noticias sobre la realidad laboral a nivel local, estatal y también internacional. De hecho el Papa Francisco en el Regina Caeli que se reza todos los domingos de Pascua en la plaza de San Pedro tuvo un recuerdo muy especial sobre esta jornada: «Hoy es la fiesta del trabajo. Que sea un estímulo para renovar el compromiso de que el trabajo sea digno en todas partes y para todos. Y que la voluntad de hacer crecer una economía pacífica venga del mundo del trabajo. Me gustaría recordar a los trabajadores que murieron en accidentes laborales: una tragedia muy extendida, quizás demasiado».

Un trabajo digno. A lo largo de esta semana hemos escuchado las estadísticas del paro y de los puestos de trabajo fijo que se han creado en estos últimos meses de inicio de temporada. Parece ser que los números son buenos. Quizás solo sean los números y para algunos.

¿Cuántos trabajares y trabajadoras continúan viniendo a pedir alimentos por que aunque cobran un salario no llegan a final de mes? ¿Por qué cada vez más cuesta encontrar mano de obra para los diferentes establecimientos turísticos que abren puertas? ¿Será que el trato que recibe el trabajador en nuestras islas le impide poder vivir dignamente entre nosotros y prefieren no venir a trabajar?¿Será que los trabajadores y trabajadoras cada vez más se plantean tener que pasar unos meses en infraviviendas ya que no encuentran alojamiento apropiado para el descanso merecido después de una jornada laboral?

Tampoco he visto estadísticas y número sobre todos los trabajadores y trabajadoras que realizan una labor imprescindible para nuestra economía y que no tienen papales ni para trabajar ni para tener una cobertura sanitaria adecuada. Trabajo sí, pero sin una nómina, sin un seguro. Vivienda sí, pero sin un contrato de alquiler.

Seguramente el mes de agosto, o incluso septiembre empiecen las inspecciones de trabajo. Un poco tarde para tanto trabajador explotado y sin otro remedio que trabajar en condiciones tan poco dignas para una sociedad opulenta como la nuestra.

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