El parque natural de Cala d’Hort tuvo los días contados desde su creación en 2002. La oposición fue tremenda. En apenas un año el PP desgajó su parte terrestre. El ecologismo y los responsables técnicos de aquel entorno lo sintieron (lo sienten aún) como una amputación. El Plan de Gestión de la Red Natura 2000 en la Costa Oeste de Ibiza, impulsado desde el Govern, trata de resucitarlo, pero en esta ocasión sus responsables han procurado hacer el menor ruido posible, incluso han usado maniobras de distracción para que la prensa no se enterara. Pero se ha enterado. Es posible que teman que se cree la misma marea opositora de 2002. Pero no deberían tener miedo porque su propósito tiene lógica: limitar la construcción, controlar los vallados o eliminar de cuajo los diversos aparcamientos existentes que carecen de control y que suponen un peligro tanto para el entorno como para sus usuarios son medidas razonables. Como acabar de una vez con los party boats que navegan por entornos tan sensibles como los islotes de Ponent, es Vedrà o es Vedranell, o como controlar los accesos a espacios naturales que, por estar de moda, son invadidos por multitudes. El Ejecutivo balear debería ser más claro y valiente porque la razón está de su parte. También debería meditar si será capaz de controlar todo lo que propone limitar, cosa que dudo.
