Diario de Ibiza

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Miguel Ángel González

Desde la marina

Miguel Ángel González

Como si fuésemos tontos

Es como nos trata el Consistorio de Vila en demasiadas ocasiones, como si fuésemos tontos. Yo no llamaré tontos a nuestros mandarines, todo lo contrario: se pasan de listos. El pasado 9 de abril, en estos papeles, se nos anunciaba la creación de un macro-parking en la avenida de la Paz, una buena noticia, si llegamos a verlo. Tenía gracia, en todo caso, que se nos vendiera la iniciativa como ‘idea de Vila’ –sin especificar quién pretendía colgarse la medalla-, cuando en Diario de Ibiza se ha pedido reiteradamente que, de una puñetera vez, se construyeran en la referida ronda varios aparcamientos –no sólo uno- en todo su recorrido perimetral. Tanto da. Lo importante es que se haga. Aunque para largo nos lo fían, cuando advierten de que no tienen pajolera idea de dónde saldrá el dinero para la obra. Por cierto, también en estas páginas se apuntó la posibilidad de que, al menos en parte, cubriera el costo de la obra cualquiera de las empresas que gestionan grandes aparcamientos en el país, a cambio de cederle durante un tiempo el beneficio de su explotación. Sería una manera de minimizar la inversión pública.

Pero vamos a lo que voy. Parece que esto del futuro macro-parking –que de momento se queda, como decimos en Ibiza, en ‘fer volar coloms’-, se nos anuncia para compensar el despropósito que el bendito Consistorio nos hacía dos días antes, el 7 de abril: «Ibiza duplica el número de aparcamientos regulados, sube su precio y recauda un 76 % más». Uno creía que la idea era crear aparcamientos públicos soterrados –es decir, parkings como Dios manda- para sacar tantísimo coche como tenemos aparcado en las calles.

Pues, no señor. La jugada, por descarada, nos queda clara: el Ayuntamiento nos coloca delante de las narices la zanahoria del macro-parking y, al mismo tiempo, nos arrea un zurriagazo duplicando los coches estacionados en las calles y -también son ganas de jorobar- incrementa los precios. Es evidente que el Ayuntamiento no quiere prescindir de sus ingresos y que, a la vista está, le importa un pimiento que toda la ciudad sea un demencial caos con tanto coche aparcado.

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