Las previsiones económicas de los servicios de estudio han entrado en barrena. Uno tras otro, organismos e instituciones están recortando entre uno y dos puntos sus previsiones de crecimiento para este año, hasta situarlas en un entorno entre el 4% y el 4,5%. Y aún falta por ver qué hara el Gobierno con su actual 7% a final de mes, cuando se espera que lo revise. La guerra de Ucrania ha agravado los problemas de costes energéticos, inflación y problemas de suministros, provocando un frenazo en la senda de recuperación de la economía europea, en general, y de la española, en particular. Todo ello ha traído un hundimiento de la confianza de empresas y consumidores.
Los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) muestran que en marzo se produjo la mayor caída de la confianza del consumidor español en un solo mes desde que se elabora esta estadística, a partir de julio de 1986. Ni cuando estalló la pandemia, en marzo-abril de 2021, se produjo tal sima entre los consumidores españoles; ni mucho menos, en lo peor de la recesión del 2012 o tras la quiebra de Lehman Brothers.
Los datos de la encuesta del Banco de España sobre la actividad empresarial (EBAE), por su parte, muestran el empeoramiento de las expectativas entre los empresarios, que ahora asumen que los efectos de la inflación y los problemas de suministro van a ser más intensos y duraderos de lo que pensaban.
El Banco de España estima que la pérdida de confianza restará nada menos que seis décimas al crecimiento. Previsiblemente, el aumento de la incertidumbre llevará a ahorrar a las familias, que tendrán más cuidado antes de decidirse a gastar la bolsa de ahorro acumulada durante la pandemia por muchas de ellas (no por todas). A finales de 2021 esta balsa de ahorro se situaba en torno a los 85.000 millones de euros. Se esperaba que las familias podrían dedicar alrededor de dos tercios de esta cantidad a financiar un consumo extra este año y los dos siguientes y que ello iba a ayudar a tirar del carro de la recuperación económica. Ahora el Banco de España estima que, como mucho, solo se desaguará un tercio de este embalse. Y es que la confianza de los consumidores está de bajón; o ‘de bajona’, como hay quien dice ahora.
