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Elena Fernández-Pello

Llega la píldora masculina

«Las mujeres soportan la mayor carga en los embarazos

no deseados, su coste económico y sus efectos secundarios»

Un grupo de investigadores de la Universidad de Minnesota presentó recientemente en la American Chemical Society un anticonceptivo oral no hormonal pensado para ser utilizado por hombres. De momento, se ha probado su eficacia como anticonceptivo para ratones. Con los machos de esa especie funciona, es seguro y su efecto es reversible.

Los científicos estadounidenses explicaron cómo han identificado una molécula, a la que llaman YCT529, que reduce drásticamente los espermatozoides de cada individuo al que se le administra durante cuatro semanas. Es eficaz al 99 por ciento y dicen haber verificado que, entre mes o mes y medio después de suspender el tratamiento, los ratones recuperan su anterior nivel de espermatozoides y no tienen problema alguno para engendrar. Si todo marcha como tienen previsto, antes de que acabe este año empezarán a probar la YCT529 en ensayos clínicos en humanos.

No son los primeros que se embarcan en la búsqueda de la píldora masculina. La Universidad de Chicago tiene entre manos desde hace tiempo un anticonceptivo hormonal, el DMAU, que combina dos principios activos, un andrógeno y un progestágeno. Este sí que ha pasado por ensayos clínicos con humanos en los que se han registrado efectos secundarios como aumento de peso, depresión y aumento de los niveles de colesterol.

Para evitar todos esos riesgos, los investigadores de la Universidad de Minnesota quisieron desarrollar un anticonceptivo masculino no hormonal, y, por los resultados publicados en las últimas semanas, están en el buen camino. Las mujeres han asumido que la responsabilidad reproductiva es cosa suya. Más del 70 por ciento de las españolas en edad fértil utiliza algún método anticonceptivo, según el último informe del Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva de la Sociedad Española de Contracepción, que data de 2020.

Nosotras tenemos muchas opciones para evitar un embarazo: hay píldoras, parches, dispositivos intrauterinos o DIU, se puede recurrir a la ligadura de trompas, también a la píldora del día siguiente... Las mujeres soportan la mayor carga a la hora de evitar embarazos no deseados, el coste económico de esos tratamientos y sus posibles efectos secundarios, con los que la farmacología no fue tan cuidadosa inicialmente como lo está siendo ahora con los hombres. Hace 50 o 60 años, los efectos secundarios de los anticonceptivos femeninos eran un auténtico incordio y causaban una merma importante en la calidad de vida de sus usuarias.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene una lista de 20 métodos anticonceptivos y de ellos solo dos son para los hombres: los condones masculinos y la vasectomía. Los condones son de usar y tirar, muchos hombres se resisten a utilizarlos y pueden fallar. La vasectomía es más segura, pero es un procedimiento quirúrgico, con el riesgo que ello conlleva, y que, en principio, es irreversible. A la industria farmacéutica le sale más barato vender un producto largamente probado y concentrar sus esfuerzos en diversificar las opciones de anticoncepción femenina que invertir en nuevas investigaciones, que durarán años y que no siempre llegarán a buen puerto. A las mujeres, evidentemente, les sale más caro que a las farmacéuticas, en dinero y en salud.

Si la píldora masculina llega a comercializarse se verá si en el terreno reproductivo mujeres y hombres comparten equitativamente su responsabilidad o si hace falta algo más que una píldora para que ellos también la asuman.

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