Cómo se han podido hacer tan mal las cosas teniendo decenas de directores, asesores y técnicos que velan, entre otras cosas, por que un político haga las cosas bien. Que los enfermos y pacientes del hospital Can Misses tuvieran que pagar más de dos euros por hora por aparcar en el recinto sanitario era un robo. Algo inhumano. Una falta de sensibilidad brutal. Arreciaron las quejas. Y no sin razón. Era el parking más caro de la isla. Mucho más, incluso, que el del Hospital Son Espases. Una vergüenza. Finalmente, aunque tardó varios años, el Govern escuchó las quejas de los sufridos pacientes y decidió solucionar el problema: gratis total en el aparcamiento del hospital. Ya en ese momento se preguntó a los capitostes sanitarios cómo se iba a controlar que quienes usaran el parking fueran realmente al hospital. Todos apelaron a la buena fe de las personas. ¿En serio? En el hospital aparca todo quisqui, además de los pacientes: algunos de los que dejan a sus hijos en los colegios, personas que trabajan en Vila, seguidores de la Udé los días de partido, vecinos de la zona con menos garajes que vehículos y hasta empresas de rentacar. Acabar con un problema creando otro. Una solución tan populista como inútil. Las víctimas, de nuevo, los enfermos, los pacientes y sus familiares. Igual que cuando había que pagar.
