Diario de Ibiza

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José Miguel L. Romero

Un mercado laboral estrangulado

La nueva edición de Santa Eulària Se n’Ocupa, ha confirmado lo que la patronal, la Pimeef a la cabeza, advertía desde hace semanas: no hay mano de obra suficiente (ni formada) para completar la plantillas. Ya lo comprobaron los hoteleros el pasado año, cuando cientos de temporeros se negaron a venir a Ibiza. Preferían seguir en la Península porque Ibiza no les salía a cuenta. Detrás de ese rechazo se encuentra el problema de la vivienda, carísima, con precios imposibles de asumir con un salario normal. Pero el fondo del problema es la codicia y la falta de ética, la de grandes propietarios sin escrúpulos que, pese a no tener necesidad alguna, encarecen los alquileres porque otros (sus amigos, los vecinos, sus familiares) lo hacen, no sea que queden como tontos. Pero esa es la mayor estupidez que están cometiendo, porque el resultado, cocido a fuego lento durante los últimos años, es el estrangulamiento del mercado laboral ibicenco. La avaricia está consiguiendo que se resquebrajen las costuras de un modelo que, pese a sus errores, había funcionado hasta hace una década, hasta el punto de que pone en peligro la viabilidad del turismo, de la marca ‘Ibiza’ y del conjunto de la economía. Es un problema que tiene difícil solución y que, dado que la isla es finita, sólo lo resuelve el sentido común. Es decir, jamás se arreglará.

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