Diario de Ibiza

Diario de Ibiza

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Marta Torres

Marta Torres Molina

Cargo: Redactora

C.S.I.: Canine Scene Investigation

Una broma. Juro que pensaba que era una broma. Cuando vi la nota de Santa Eulària sobre el censo de ADN perruno pensé que no estaba leyendo bien. Lo segundo que pensé fue a cuánto ascenderá la factura de la puesta en marcha del CSI (Canine Scene Investigation), dato que obviaba el comunicado del Consistorio del Río, y si compensará el gasto que, en estos momentos, supone dejar las calles limpias de estas bombas orgánicas. Sea como sea, ya me imagino la escena. Un trozo del Passeig de s’Alamera acordonado. Sembrado con plastiquitos amarillos con números para marcar las pruebas. Un guapazo o guapaza con guantes abriendo el maletín y otro fotografiando desde todos los ángulos la pestilente evidencia del delito. «Por el tamaño de la deposición y las huellas el criminal paseaba con un boyero de Berna», diría uno, tomando la muestra con un hisopo. «Quizás no esté tan claro. Mira», respondería otra mostrando, entre las pinzas, un pelo largo y rizado más propio de un perro de aguas. Observando desde un balcón, el delincuente (‘El Guarro’), corriendo raudo a buscar en la deep web un veterinario clandestino que le cambie el chip a Dumas antes de que el laboratorio acabe de analizar la plasta, perdón, la evidencia. En fin... Me muero por entrevistar al Grissom de la versión peluda de CSI.

Compartir el artículo

stats